El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha dado su aprobado al principio de acuerdo logrado con China para cerrar la primera fase del acuerdo comercial. El pacto permitiría, de acuerdo con la última oferta, rebajar a la mitad los aranceles que aplican sobre importaciones chinas valoradas en 360.000 millones de dólares y cancela el aumento de aranceles sobre el resto de las compras, por valor de 165.000 millones previsto para el domingo.
Esa nueva ronda de aranceles habría redoblado la tensión entre las dos potencias al incluir en la escalada arancelaria el total de productos importados de China (525.000 millones de dólares). Gracias al pacto, se evitará además que la guerra comercial alcance directamente al consumidor, ya que los nuevos aranceles iban a aplicarse sobre productos electrónicos como televisores y teléfonos móviles, entre otros. Todo en plena campaña de compras navideñas y en puertas de un año electoral.
El presidente Trump ya anticipó a través de Twitter que el pacto estaba “muy cerca” y que sería un “gran acuerdo”. “Ellos lo quieren y nosotros también”, afirmó. Días atrás el presidente estadounidense dijo que estaba dispuesto a esperar hasta pasadas las elecciones, un comentario que provocó la caída de las bolsas. En los últimos meses, han sido numerosas las ocasiones en que Trump ha anunciado la proximidad de un acuerdo, que finalmente no se produjo.
Getting VERY close to a BIG DEAL with China. They want it, and so do we!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) December 12, 2019
Los términos del acuerdo serán firmados este viernes por el embajador chino en Washington. Incluso si limitado, sería suficiente para prolongar la tregua comercial y evitar un deterioro definitivo en las relaciones entre las dos potencias. La incertidumbre, en todo caso, no se disipa porque en la segunda fase de la negociación se tendrán que abordar cuestiones más complejas y que implican cambios estructurales para China.
El equipo del negociador estadounidense Robert Lighthizer presentó la oferta a Pekín la semana pasada. El representante de Comercio Internacional estuvo dedicado a cerrar los flecos del nuevo tratado comercial con Canadá y México, que se firmó el pasado martes. En una reunión con legisladores republicanos, el embajador dijo que el acuerdo era “inminente” aunque evitó entrar en detalles porque la última palabra la tiene Donald Trump.
Arma de presión
El presidente se reunió después con sus asesores para repasar el estado de la negociación antes de la fecha límite del domingo. El gravamen, de aplicarse, sería del 15%. Trump utiliza los aranceles como arma de presión y no está dispuesto a renunciar a ella. La rebaja que plantea estaría condicionada a que China cumpla su parte del acuerdo. Si viola el pacto, los reimpondrá.
Los líderes empresariales también fueron recibidos este jueves por Donald Trump en el Despacho Oval. “Es un importante primer paso”, declaró el vicepresidente de la Cámara de Comercio de EE UU, Myron Brilliant, “pero hay que hacer más”. Graig Allen, desde el US-China Business Council, considera que el cierre de la primera fase de la negociación evita que la relación se deterior más.
Ya a comienzos de la semana trascendió que EE UU y China negocian para evitar que los nuevos aranceles entren en vigor el domingo. El argumento utilizado hasta ahora por Trump para evitar la escalada era que China debía hacer más que EE UU. El republicano celebró también los progresos en las discusiones, que acabaron derrumbándose tras declararse frustrado.
Pekín se comprometió en octubre a incrementar las compras de productos agrícolas hasta 50.000 millones anuales a cambio de que Washington empezara a retirar los aranceles. Ese volumen duplica las compras que hace Pekín en un buen año, por lo que la cifra que buscaban cerrar los negociadores chinos era más próxima a los 40.000 millones.
El campo, sin embargo, es un hervidero de votos de cara a 2020 y por eso el republicano se centró en la recta final en lograr el mayor número posible. Trump, en última instancia, busca un acuerdo amplio que abarque la propiedad intelectual y las transferencias de tecnología. El objetivo es rebajar el déficit comercial con China, algo que está sucediendo por los aranceles.
El acuerdo comercial con China es una de las prioridades de su mandato y si lo consigue será una gran victoria ante los comicios de 2020. Esta semana acaba de recibir el aprobado de los demócratas para que el Congreso proceda a la ratificación del nuevo tratado con México y Canadá, que se espera sirva de plantilla para futuros acuerdos comerciales.
elpais