La historia más antigua jamás contada, pintada en una cueva de Indonesia

  12 Diciembre 2019    Leído: 933
La historia más antigua jamás contada, pintada en una cueva de Indonesia

Creada hace 44.000 años, muestra seres sobrenaturales en una escena de caza. El hallazgo arroja luz sobre las raíces de la espiritualidad.

Un equipo de arqueólogos de la australiana Universidad Griffith ha descubierto en una cueva de Sulawesi (Indonesia) unas sorprendentes pinturas rupestres de al menos 43.900 años de antigüedad. En ellas aparecen unas criaturas fabulosas, un grupo de teriántropos -figuras humanas con características de animales-, que emplean lanzas o cuerdas para atrapar grandes mamíferos. Dada a conocer en la revista «Nature», se trata de la escena de caza más antigua del mundo, al tiempo que supone la primera obra de arte figurativo creada por el hombre moderno. Además, según los investigadores, es la evidencia más temprana de nuestra capacidad para imaginar la existencia de seres sobrenaturales, por lo que puede arrojar luz sobre los orígenes de la espiritualidad y la experiencia religiosa.

La cueva de Leang Bulu Sipong 4 es una de las cientos existentes en la región kárstica de piedra caliza Maros-Pangkep, en el sur de Sulawesi. En 2014, el mismo equipo descubrió en este lugar uno de los motivos de arte rupestre más antiguos, el contorno en rojo de una mano humana, creado hace al menos 40.000 años. Antes aún que la famosa y bella «Capilla Sixtina» de Altamira (35.600 años).

Pero este nuevo hallazgo es mucho más impactante. En un panel de 4,5 metros de ancho aparecen ocho pequeñas figuras humanas en el acto de matar o capturar con lanzas o largas cuerdas a seis mamíferos que huyen: dos cerdos verrugosos de Sulawesi y cuatro búfalos enanos conocidos como anoas. Estos últimos son pequeños pero feroces bóvidos que aún habitan en los bosques de la isla. Todos los elementos están pintados con pigmento rojo oscuro, con la misma técnica, color y estilo artístico.

Los cazadores llaman la atención porque son similares a los humanos, pero tienen cabezas u otras partes del cuerpo que recuerdan a «aves, reptiles y otras especies de fauna endémicas de Sulawesi», describe Adhi Agus Oktaviana, experto en arte rupestre indonesio y coautor del estudio.

Cognición moderna
Para conocer la antigüedad de la extraña escena de caza, el equipo midió la desintegración radiactiva del uranio y otros elementos dentro de unos crecimientos minerales de la cueva llamados «palomitas de maíz». Los trabajos dataron las nuevas pinturas hace entre 35.100 y 43.900 años.

Según los investigadores, esta es la primera vez que se identifica una narración visual o «historia» tan detallada en un período tan temprano en todo el mundo. La teoría más aceptada hasta ahora es que el primer arte rupestre de la humanidad apareció en Europa y consistió en símbolos abstractos. Hace 35.000 años, esta forma de arte simple se hizo más sofisticada al añadir pinturas figurativas de caballos y otros animales. También se consideraba que conceptos innovadores como composiciones con múltiples sujetos que interactúan (escenas) y la representación de entidades imaginarias como teriántropos eran muy poco comunes hasta hace unos 20.000 años.

Sin embargo, la pintura rupestre de Leang Bulu Sipong 4 sugiere que el arte paleolítico no evolucionó de forma gradual como se creía, al menos no en el sudeste asiático. «Para mí, el aspecto más fascinante de nuestra investigación es que el arte rupestre más antiguo de la humanidad tiene al menos 44.000 años de antigüedad y ya contiene todos los componentes clave relacionados con la cognición moderna: plantillas de manos, arte figurativo, narración de cuentos, teriántropos, pensamiento religioso... Esto nos dice que quizás tenga un origen mucho más antiguo, posiblemente en África o poco después de que saliéramos de África», explica en un correo electrónico Maxime Aubert, del Centro Australiano de Investigación para la Evolución Humana (ARCHE) y profesor en Griffith. «Nunca sabremos lo que significó para las personas que las hicieron, pero las imágenes sugieren que esta es una historia que involucra la caza con muchos elementos de espiritualidad», añade.

En efecto, los arqueólogos creen que este hallazgo, junto con el bóvido salvaje de hace al menos 40.000 años hallado en Kalimantan, en la isla de Borneo, y dado a conocer el año pasado, convierten a Indonesia en uno de los lugares más importantes del mundo para comprender los comienzos del arte rupestre y la evolución del pensamiento humano moderno.

Base de la religión moderna
Para Adam Brumm, también de ARCHE, las imágenes de seres fabulosos «también pueden representar la evidencia más temprana de nuestra capacidad de concebir cosas que no existen en el mundo natural, un concepto básico que sustenta la religión moderna». Los teriántropos se repiten en el folklore o la ficción narrativa de casi todas las sociedades modernas y son percibidos como dioses, espíritus o seres ancestrales en muchas religiones en todo el mundo.

Según concluye Brumm, Sulawesi es ahora el hogar de la imagen más antigua de este tipo, incluso anterior al famoso Löwenmensch de Alemania, una figura de un humano con cabeza de león tallada en un colmillo de mamut que, con 40,000 años, era hasta ahora la representación más antigua de un teriántropo.

«Los primeros indonesios estaban creando arte que puede haber expresado el pensamiento espiritual sobre el vínculo especial entre humanos y animales mucho antes de que se hiciera el primer arte en Europa, donde a menudo se ha asumido que se pueden rastrear las raíces de la cultura religiosa moderna», dice el investigador.

Los investigadores han encontrado más pinturas figurativas en cuevas que aún esperan a ser estudiadas, pero advierten del alarmante deterioro de la mayoría, incluidas las que están en Leang Bulu Sipong 4. «La superficie de las paredes de la cueva se despega a una velocidad asombrosa, borrando el arte», advierte Oktaviana. Como el arte rupestre de este lugar puede contribuir a explicar el surgimiento de la espiritualidad del ser humano y la difusión de creencias y prácticas artísticas que dieron forma a nuestras mentes modernas, «sería una tragedia si estas obras de arte excepcionalmente antiguas desaparecieran de nuestra vida».


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