El Congreso de EE.UU., en una decisión tomada conjuntamente por Trump y los demócratas, ha aprobado la ley que permite sanciones que frenen la construcción del gasoducto Nord Stream 2, q ue duplicará el gas que Rusia hace llegar a Alemania. Más de mil kilómetros de gasoducto han sido ya exitosamente instalados, quedan aproximadamente otros 150 para que la línea bicatenaria llegue a su destino en Lubmin, cerca de Greifswald. Los barcos instaladores de Allseas, los más grandes del mundo, siguen trabajando día y noche e, «incluso si se aplican sanciones, eso encarecería el proyecto, pero de ninguna manera terminaría con él», según fuentes del consorcio ruso Nord Stream Gazprom. «La razón es que esta ventana se está cerrando», ha dicho el senador Jim Risch, presidente republicano del Comité de Relaciones Exteriores, «si vamos a detenerlo, y creemos que podemos detenerlo con sanciones, se nos dice que hay un número mínimo de entidades que realmente pueden hacer esta construcción, creo que son dos empresas, y tenemos tiempo, tenemos todas las razones para creer y esperar que cuando los sancionemos se lo tomarán en serio, porque les costará caro».
La «Ley para la Protección de la Seguridad Energética de Europa» prevé «castigos indirectos» a las empresas implicadas en la construcción del gasoducto. La ley otorga al Ministerio de Relaciones Exteriores 60 días para elaborar una lista de empresas. A eso seguirá un periodo de 30 días para determinar las sanciones. Incluso si Washington marca ese ritmo, los barcos de Allseas podrían terminar su tarea y el gas ruso estará fluyendo a través de las nuevas instalaciones a mediados de 2020. Las sanciones se incluirían en el presupuesto de defensa de Estados Unidos para el próximo año.
Se espera que el Senado apruebe el paquete legislativo antes del comienzo del descanso de la sesión a fines de la próxima semana. Mientras tanto, entre las dos administraciones se vive una guerra de nervios que domina toda la relación bilateral.
Berlín ha dejado claro en las pasadas semanas que considerará contramedidas si Estados Unidos finalmente impone sanciones a Nord Stream 2. El presidente del Comité de Asuntos Económicos y Energía del Bundestag, Klaus Ernst, ha declarado que «la forma en que configuramos nuestra política energética no es asunto de los estadounidenses y el gobierno federal deberá defenderse contra esa intromisión. Si las sanciones obstaculizan el funcionamiento del gasoducto, será necesario pensar en contramedidas». Berlín podría, por ejemplo, apuntar a las importaciones estadounidenses de gas natural licuado (GNL), según fuentes del Bundestag.
El año pasado, Rusia ya suministró un volumen récord de 55.500 millones de metros cúbicos de gas a Alemania. La presidenta del consejo de supervisión de la empresa alemana Claas, Cathrina Claas-Mühlhäuser, subraya que, en plena transición energética, para la Unión Europea es importante, tanto preservar la red de tránsito para el suministro del gas ruso a Europa a través de Ucrania como lanzar el gasoducto Nord Stream 2. «Estamos convencidos de que es importante mantener la red de tránsito en Ucrania para suministrar el gas ruso a largo plazo de manera fiable a Europa, y también estamos seguros de que el proyecto Nord Stream 2 a través del Báltico debe ser un gran éxito, porque necesitamos ambos», ha dicho. Nord Stream 2, impulsado por una alianza de empresas de Rusia, Alemania, Austria, Francia y Países Bajos, prevé el tendido de dos hilos por el fondo del mar Báltico para transportar un total de 55.000 millones de metros cúbicos del combustible.
El resto de los países europeos, apoya el proyecto. A finales de octubre, Dinamarca otorgó el permiso anticipado para que Nord Stream 2 pasara por sus aguas. Se oponen al proyecto Ucrania, que teme perder sus ingresos por el tránsito del gas ruso, y algunos países europeos como Polonia, Letonia y Lituania. La oposición estadounidense al proyecto se alimenta a su vez de las intenciones de Washington de vender a Europa gas natural licuado de sus yacimientos de esquisto.
El presidente del Comité Oriental de la Economía Alemana, Oliver Hermes, considera que «las relaciones trasatlánticas están siendo puestas en peligro». La Lay aprobada por el Congreso norteamiericano prevé que a las empresas implicadas en la construcción del gasoducto se les prohibirá hacer negocios en los Estados Unidos y la primera compañía afectada sería Allseas, que proporciona un buque de colocación de tuberías y que tiene una subsidiaria en Estados Unidos. «Si las sanciones se inician realmente, serán un ataque flagrante a la soberanía de la Unión Europea y una señal fatal de los esfuerzos de París para lograr la paz», explica Hermes, que recuerda que Europa cuenta con todos los permisos legales necesarios para la construcción de Nord Stream-2. «Un intento semejante de Estados Unidos detenerlo no sería solo un movimiento hostil, sino que afectaría seriamente la cooperación transatlántica, que se basa en el respeto mutuo», lamenta el economista alemán.
abc
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