"Hoy recibí la llamada de @SecPompeo, Secretario de Estado de Estados Unidos, con quien conversamos sobre el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre nuestras naciones y otros temas de interés común; agradecemos el respaldo a nuestro gobierno de transición democrática", publicó Áñez en su cuenta de Twitter.
La conversación citada por Áñez se sumaba a varias señales de acercamiento entre el gobierno de Donald Trump y el régimen de facto instaurado en Bolivia tras la caída del presidente indígena Evo Morales, quien por el contrario había mantenido en sus casi 14 años de gestión una política de dura denuncia del "imperialismo".
Una de las primeras decisiones en materia internacional de la presidenta de facto, quien se autoproclamó en el cargo el 12 de noviembre, fue nombrar un embajador especial en Estados Unidos, Oscar Serrate, con la misión de allanar el camino de una normalización de los vínculos entre ambos países.
Las relaciones entre La Paz y Washington se mantuvieron a nivel de encargados de negocios por más de 11 años, desde septiembre de 2008 cuando Moralesexpulsó al embajador estadounidense, Philip Goldberg, acusándolo de injerencia en política interna por alentar presuntamente un golpe de Estado.
Estados Unidos replicó entonces con la expulsión del embajador boliviano Gustavo Guzmán.
El ahora depuesto Morales echó también a la agencia antidrogas DEA y a la agencia de cooperación USAID, con el mismo argumento de intromisión en asuntos locales, tras lo cual Washington sacó a Bolivia de su programa de ventajas arancelarias y la puso en una lista de países que no combaten al narcotráfico.
A la par del acercamiento a Estados Unidos, la cancillería boliviana anunció la semana pasada su decisión de "desideologizar" las relaciones de Bolivia con Rusia y China, que el gobierno de Morales había elevado al rango de "estratégicas".Sputnik
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