La directora ejecutiva de UNICEF, Henrietta Fore, ha advertido de que "más niños que nunca" necesitan ayuda de emergencia, entre otras razones por que "uno de cada cuatro niños vive en un país afectado por un conflicto o por un desastre". De hecho, el llamamiento para 2020 no tiene precedentes hasta la fecha y multiplica por 3,5 los fondos solicitados una década atrás.
En este sentido, ha calificado de "histórico" el nivel de menores apartados de sus hogares, principalmente por situaciones de conflicto, pero también ha señalado que "millones de niños se ven obligados a buscar ayuda vital debido al hambre, enfermedades infecciosas y a fenómenos meteorológicos extremos relacionados con el cambio climático".
La crisis de los refugiados sirios y sus efectos colaterales en las comunidades de acogida en Egipto, Jordania, Líbano, Irak y Turquía encabezan la lista de necesidades de UNICEF, en la medida en que para esta emergencia requiere más de 784 millones de euros. A esta cifra se suman otros 267 millones solicitados para atender la emergencia humanitaria dentro de Siria.
Yemen, con casi 486 millones de euros; República Democrática del Congo, con 238,6 millones; y Sudán del Sur, con unos 164 millones, completan los cinco primeros puestos, si bien UNICEF deja abierta la posibilidad de revisar sus previsiones. En 2019, la agencia se vio obligada a elevar a mitad de año de 3.560 millones de euros a 3.751 millones de euros su petición de ayuda, de la cual solo había recibido a 1 de noviembre el 57 por ciento de los fondos.
En América Latina, la principal emergencia sigue siendo la de Venezuela, país para el que se requieren unos 138 millones de euros, a los que habría que sumar más de 58 millones de euros por la crisis migratoria. El presupuesto para Venezuela es uno de los que arrastra déficits de financiación superiores al 70 por ciento, como también ocurre en Burkina Faso, Camerún, Pakistán y Uganda.
La máxima responsable de UNICEF ha subrayado que, para responder mejor a las emergencias, no solo es necesario más fondos sino que la financiación "sea más flexible", de tal forma que no esté vinculada a un contexto o momento precisos para poder "salvar más vidas y proteger más futuros".
"Nuestra capacidad para proporcionar apoyo a los niños desde el momento en que se produce un desastre hasta que pueden volver a su vida normal exige una financiación que esté disponible rápidamente, que sea por varios años y que no esté ligada a un tema o país concretos", ha explicado Fore.
Gracias a esta financiación flexible, UNICEF mejoró su respuesta a las crisis de inseguridad y desplazamiento originadas en Burkina Faso y Malí, dos países que apenas habían recibido una quinta parte de los fondos necesarios a título individual.
Entre los objetivos de la organización para el próximo año figura tratar a 5,1 millones de niños con desnutrición severa aguda --tres millones más que en 2019--, facilitar la educación de 10,2 millones de niños o proporcionar a 28,4 millones de personas acceso a agua seguro para beber y cocinar, así como para su higiene personal. En total, UNICEF aspira a llegar con sus programas a 95 millones de personas, tanto menores de edad como adultos.
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