La ONU esgrime las alertas científicas para urgir a los países a actuar

  03 Diciembre 2019    Leído: 1198
La ONU esgrime las alertas científicas para urgir a los países a actuar

Antònio Guterres azuza a los Gobiernos para que aceleren sus recortes de gases de efecto invernadero.

“Ciencia, ciencia, ciencia”, ha respondido Nancy Pelosi, la veterana demócrata y presidenta del Congreso de EE UU cuando le han preguntado este lunes por la tarde por los negacionistas. “Solo un puñado de fanáticos niega ya la evidencia del cambio climático”, había dicho unas horas antes Pedro Sánchez, presidente en funciones de España, durante el acto de inauguración de la Cumbre del Clima que acoge Madrid hasta el 13 de diciembre, la reunión conocida como COP25 y que se organiza bajo el paraguas de Naciones Unidas.

Ciencia contra los negacionistas que aún queden, han coincidido los mandatarios durante la apertura de esta cita internacional a la que han acudido unos 50 jefes de Estado. Pero ciencia también para que los países que dicen estar convencidos asuman que el tiempo se está acabando y que se deben acometer cambios drásticos para afrontar la crisis climática y evitar los peores impactos de un calentamiento que se está acelerando.

El secretario general de la ONU, Antònio Guterres, ha utilizado la ciencia para azuzar a los representantes de los países que han acudido a Madrid: “¿Queremos que se nos recuerde como la generación que actuó como el avestruz?”, ha preguntado a los representantes de los 200 Estados reunidos en la COP25 tras repasar las alertas que desde el mundo científico se lanzan cada vez de una forma más contundente.

Guterres ha admitido la “frustración” que supone el ritmo tan lento con el que se avanza en la lucha contra el cambio climático. Sobre todo, ha recordado, porque ya “existen las herramientas tecnológicas” para poder transformar la economía mundial y que el planeta se desenganche de los combustibles fósiles, los principales responsables de los gases de efecto invernadero que sobrecalientan el planeta.

Mayores emisores de gases de efecto invernadero

Los negociadores de los 200 países que han acudido a Madrid discutirán durante dos semanas cómo terminar de desarrollar el Acuerdo de París. Ese pacto establece que todos los firmantes deben presentar planes de recorte de emisiones suficientes para que el incremento de la temperatura por el cambio climático, que ya no se puede revertir, se quede dentro de una zona de seguridad: en un aumento medio de entre 1,5 y dos grados respecto a los niveles preindustriales. En estos momentos, ya estamos en un grado de incremento y, con los planes de recorte de emisiones que existen ahora, se superarán ampliamente los tres grados.

Por lo tanto, el mundo no está en camino para cumplir París y evitar los efectos más dañinos del calentamiento. Las emisiones deberían alcanzar un máximo en 2020 y empezar a caer rápidamente a partir de ese momento, ha advertido Hoesung Lee, presidente del IPCC, el panel internacional de expertos que asesoran a la ONU en asuntos de cambio climático. Sin embargo, la previsión es que esas emisiones sigan creciendo al menos hasta 2030.

Evolución de las emisiones

“Estamos en una situación de crisis real”, ha recalcado Lee cuando ha repasado los tres informes especiales que en el último año ha presentado el IPCC. “Los impactos son mucho más graves de lo que pensábamos”, ha insistido. Lo más positivo es que desde esa misma ciencia se pone sobre la mesa qué se debe hacer. “Necesitamos un cambio urgente”, ha resumido Lee.

Guterres ha ido un paso más y ha concretado algunas de las medidas que se necesitan para lograrlo: eliminar los subsidios multimillonarios que los Gobiernos dan a los combustibles fósiles, poner un precio a las emisiones de dióxido de carbono, que no se construyan más plantas de carbón a partir de 2020 y que los países se comprometan a alcanzar la neutralidad climática en 2050. Ese último punto supone que para mediados de siglo se necesita que los gases emitidos sean los mismos que los absorbidos por la naturaleza (a través, por ejemplo, de los bosques).

Guterres ha puesto en el foco al G-20, que acumula más del 75% de todas las emisiones globales. La mayoría de sus miembros no ha asumido la meta de la neutralidad climática para 2050 todavía. Ni siquiera la Unión Europea, que históricamente ha liderado la batalla climática, ha podido fijarse ese horizonte aún.

Sánchez ha pedido que Europa —que capitaneó la revolución de los combustibles fósiles— sea ahora la que también encabece esta transición. Y la prueba de fuego es la asunción de la neutralidad climática para 2050. En dos de las tres principales instituciones europeas hay un apoyo decidido a ese objetivo. Lo ha pedido ya en varias ocasiones el Parlamento Europeo —la última vez la semana pasada— y la Comisión también aboga por lo mismo. De hecho, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha anunciado en Madrid que en marzo propondrá “la primera ley europea sobre el clima” para hacer “irreversible la transición a la neutralidad climática”. El problema es que esa norma no podrá salir adelante si la tercera institución en discordia —el Consejo, es decir, los Veintiocho— no aceptan la meta de la neutralidad de carbono en 2050.

En junio se intentó y se fracasó por la oposición de tres países: Polonia, República Checa y Hungría. El 12 y 13 de diciembre, justo en los días finales de la COP25, los Veintiocho se volverán a reunir para intentar fijarse ese objetivo a largo plazo y volver a encabezar una lucha climática de la que los otros grandes emisores —EE UU, China, India o Japón— están ausentes o arrastrando los pies. “Nuestro objetivo es ser el primer continente climáticamente neutro de aquí a 2050”, ha remarcado Von der Leyen, cuyo primer acto oficial ha sido precisamente su asistencia a la COP25.

elpais


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