Con el primer puesto del grupo asegurado, en el Sánchez Pizjuán se pondrá a prueba la capacidad de motivación de un equipo en el que lo más probable es que no repitan ni uno de los jugadores que fueron titulares ante el Valladolid.
De este modo, el duelo se puede calificar como un amistoso oficial, pero con ciertos matices. El principal, que el Qarabag sí aterriza en Nervión con mucho en juego, puesto que ahora mismo empata a cuatro puntos en el segundo puesto del grupo con el Apoel chipriota, al que el Sevilla visitará en la última jornada de esta fase. La necesidad de los visitantes contrasta con la tranquilidad nervionense, aunque la cita se antoja como el banco de pruebas ideal para valorar los recambios en la banda derecha. Y es que mientras que Jesús Navas parece que se recuperará a tiempo, Ocampos ya sabe que se perderá el partido ante el Leganés por sanción, por lo que se pone en juego un puesto en el once titular de Lopetegui.
Por lo demás, será una noche para que jugadores como Carriço recuperen sensaciones tras su lesión, para que otros como Chicharito vuelvan a postularse como opciones factibles para una delantera que no acaba de arrancar o para que otros como Rony Lopes demuestren qué fue lo que le vio Monchi para postar de la forma que lo hizo por él.
El horario y la falta de alicientes hacen poco atractivo un partido para el que el Sevilla ha activado ofertas para sus socios con la intención de que las gradas del Sánchez Pizjuán presenten el mejor aspecto posible. Una falta de alicientes que todo el mundo hubiera firmado a principios de curso.
as.com
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