El director general de la organización pro derechos humanos Human Rights Watch (HRW), Kenneth Roth, ha dicho este domingo que Omar Shakir, director regional de la oenegé, será deportado este lunes de los territorios ocupados palestinos por su presunto apoyo al BDS.
La orden de expulsión, que fue confirmada por la corte suprema de Israel a principios de este mes, convertiría a Shakir en primer individuo expulsado de Palestina ocupada conforme a una ley polémica que permite la deportación de los extranjeros que apoyan al BDS.
HRW rechazó la idea de que Shakir había apoyado al movimiento de Boicot, Sanciones y Desinversión, diciendo que Israel busca callar las críticas a sus políticas represivas.
En una publicación en su cuenta de Twitter, Shakir, a su vez, ha señalado que su expulsión fue por su “defensa a los derechos humanos”.
“Israel está programando para deportarme mañana por mi trabajo como director de HRW”, ha escrito, añadiendo que la libertad de expresión en los territorios ocupados no incluye la defensa a los derechos básicos.
El movimiento BDS es una campaña global que busca aplicar presión financiera a Israel para obligarlo a cumplir con las normas según el derecho internacional, incluida la retirada de los territorios ocupados, la eliminación del muro de separación de Cisjordania y el derecho de retorno para los refugiados palestinos.
Así, los tres ejes principales de BDS son: ocupación, colonización y apartheid. La campaña no se dirige contra las ciudadanas y ciudadanos judíos, ni mucho menos contra los judíos del mundo (muchos judíos participan en el BDS, también dentro de los territorios ocupados), sino contra las instituciones que sostienen y financian las políticas de Israel en los territorios ocupados palestinos.
Esta campaña nació en el seno de la propia sociedad palestina y se extendió hacia el exterior. Ello le da una legitimidad y una fortaleza ética enorme, evitando así los riesgos de caer en el paternalismo y el eurocentrismo en solidaridad internacional con Palestina.
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