La Reina Isabel II no gana para disgustos. Y es que si los tabloides se empeñan en tener en sus portadas a la Familia Real, está claro que la Familia Real también se empeña en llamar la atención, y no siempre por buenas razones. Como si los contratiempos relacionados con el Príncipe Harry y su esposa Meghan Markle no fueran suficientes -los duques de Sussex se han retirado voluntariamente y por un tiempo de la vida pública- el Príncipe Andrés es ahora quien está cerrando el 2019 con todos los focos puestos en la monarquía. En un arrebato emocional pocas veces visto, la Reina se enjugó una lágrima hace un par de semanas durante los dos minutos de silencio por los muertos de guerra, lo que algunos especialistas en la casa real relacionan no solo con el acto en sí mismo, sino con el año complicado que lleva encima, no solo como monarca, sino como madre.
El miércoles el duque de York informó a través de un comunicado del Palacio de Buckingham que deja sus funciones reales tras la malograda entrevista que ofreció el fin de semana a la BBC y cuyo objetivo, claramente no cumplido, era aclarar las sombras sobre su polémica e íntima amistad con el magnate Jeffrey Epstein, que fue encontrado muerto hace unos meses en una cárcel de máxima seguridad de Nueva York mientras esperaba ser juzgado por delitos de pedofilia. La entrevista, lejos de fortalecer su posición, debilitó gravemente al Príncipe. Y aunque en teoría cada movimiento de los miembros de la familia real, y sobre todo de los que están en la línea de sucesión al trono como es el el caso de Andrés, debe ser aprobado por la Reina, lo cierto es que pese a su estoicidad, a sus 93 años no tiene la misma fuerza que antes. Así, hay quienes especulan con que tanto esta entrevista como la declaración hecha hace unos meses por el Príncipe Harry contra los medios sensacionalistas ingleses quizá no hayan contado con la completa aprobación de Isabel II. De ahí que la decisión de dejar las funciones reales no haya sido una decisión del duque de York, sino que posiblemente haya sido obligado por la Reina y por su hermano el Príncipe Carlos.
En declaraciones a la BBC Christopher Wilson, un respetado biógrafo real, aseguró que «ya no hay un comando central en el Palacio de Buckingham. Es evidente la desintegración» y aseguró que el escándalo Epstein «podría dañar el legado» de la Reina, que «ha quedado enormemente comprometida. Está llegando al final de su reinado y esto se verá como una pérdida colosal de juicio». Wilson instó además al Príncipe de Gales a llenar el vacío de poder. « Carlos tiene que dar un paso adelante y romper el látigo».
Como miembro de la realeza, el duque de York fue ha patrocinado a diversas organizaciones benéficas así como proyectos con empresas y universidades, pero algunos, incluido el gigante de las telecomunicaciones BT, se han distanciado de él, lo que precipitó su salida de la vida pública. De hecho, se retirará como embajador de alrededor de 230 organizaciones. Eso sí, Buckingham ha indicado en otro comunicado que el octavo en la línea de sucesión de la corona británica continuará trabajando en Palacio junto a la empresa que se encarga de organizar los eventos en Buckingham y Saint James, «todo ello alejado de sus deberes públicos», con lo cual no dejará de percibir su salario. Según The Times, el Príncipe, de 59 años, y que tiene al menos dos propiedades de varios millones de libras esterlinas, recibe una pensión de la Armada Británica de 20.000 libras al año, mientras que su salario por ser parte de la monarquía es de alrededor de 250.000 libras anuales. Además, según The Sun, el patrimonio neto del duque es de 32 millones de libras y al menos una parte de él se prevé que sea invertida en pagar a los abogados que le apoyarán si se le requiere en el proceso legal. Tampoco tienen problemas económicos sus hijas, las Princesas Beatriz y Eugenia, cuyas fortunas se estiman en más de tres millones de libras cada una. Sin embargo, no están consideradas «miembros de la realeza trabajadora», aunque apoyan sus propias causas de caridad y aparecen junto a la Familia Real en algunas ocasiones, pero no reciben un sueldo, lo que molesta profundamente a su padre. El sitio web del Príncipe Andrés afirma que él «mantiene financieramente a sus dos hijas con sus ingresos privados». Lo que no se pagó con ingresos privados fue la boda de Eugenia, que le costó a los contribuyentes 2,2 millones de libras y generó importantes protestas.
Beatriz será la próxima en pasar por el altar en verano del próximo año, y, para evitar la polémica del enlace de su hermana ya se informó que la boda la pagarán los novios de su propio bolsillo. Ahora el problema es todo el escándalo que rodea a su padre, y que podría afectar la celebración, incluyendo la lista de invitados. La experta y autora real Marlene Koenig tuiteó: «La boda de Beatriz será un daño colateral, no me sorprendería si tiene una boda bastante tranquila, fuera del ojo público, con algunas fotos, sin cobertura en vivo». Hay quienes apuntan incluso a que podría celebrarse fuera de Reino Unido.
abc
Etiquetas: DuquedeYork BuckinghamPalace