"Los turcos deben destruir, devolver o deshacerse de algún modo del S-400 y es que no les hemos denegado la posibilidad de comprar las baterías Patriot", señaló el Departamento de Estado norteamericano en un comunicado.
Turquía selló un contrato con Rusia en diciembre de 2017 para adquirir varios sistemas antiaéreos S-400 por 2.500 millones de dólares, pese a las amenazas de la Casa Blanca de imponerle sanciones. Hasta la fecha el Ejército turco recibió dos unidades.
Un alto cargo de la Cancillería estadounidense volvió a amenazar a Turquía con restricciones pero se abstuvo de mencionar medidas y fechas concretas.
El funcionario se limitó a decir que "Turquía sabe lo que tiene que hacer" para volver a la mesa de negociaciones. Ankara está excluido del programa de suministros de los aviones de combate F-35.
El comunicado fue publicado en el contexto de la visita que el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, realizó el 12 y 13 de noviembre a Washington para reunirse con su homólogo estadounidense, Donald Trump.
Después del viaje, el propio Erdogan declaró que le recalcó a Trump que su país no piensa renunciar a los S-400 y le reprochó que relacionara "el problema de los F-35" con la compra de los sistemas rusos.
El S-400 (SA-21 Growler en la clasificación de la OTAN) es capaz de abatir aparatos aéreos de tecnología furtiva, misiles de crucero, misiles balísticos tácticos y táctico-operativos.
Con un alcance de hasta 400 kilómetros, el sistema ruso puede abatir blancos a alturas de hasta 30 kilómetros.
Sputnik
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