Emin Sabitoglu fue uno de esos genios que enriquecieron la música nacional de Azerbaiyán. Este excepcional compositor creó una música fascinante en base a las tradiciones nacionales y culturales.

Él nació el 2 de noviembre de 1937 en Bakú. Su padre, Sabit Rahman fue un prominente escritor de Azerbaiyán.

Después de graduarse de la escuela de música, estudió en la Academia de Música de Bakú con el profesor Gara Garayev en los años 1954-1956. En 1956 ingresó en el Conservatorio de Moscú que lleva el nombre de Piotr Ilich Chaikovski y allí Yuri Shaporin le impartió clases.

E. Sabitoglu fue autor de una sinfonía, tres poemas sinfónicos, tres cantatas, un cuarteto de cordófonos, y poemas para violín y piano, más de 600 canciones, nueve comedias musicales.

Además, el compositor elaboró un gran número de obras musicales para espectáculos teatrales de diversos géneros.

Cuesta imaginar el cine o el teatro azerbaiyano sin la música de este célebre compositor. La generación de los años 70 y 80 recuerda bien a Sabitoglu y adora sus canciones compuestas para más de veinte películas y documentales, muchas de las cuales pueden considerarse como la palabra moderna "culto".

Un compositor talentoso y polifacético que durante muchos años ha colaborado fructíferamente con los principales directores de cine. Sus obras se han transformado en la base musical de más de una veintena de documentales de ficción y de otros tantos documentales, lo que ha influido en gran medida en su popularidad entre el público.

Por otra parte, Sabitoglu compuso canciones para muchas películas famosas de Azerbaiyán, entre ellas "Tahmina", "La última noche del año", "Dada Gorgut", "El primer amor de Baladadash", etc.

Emin Sabitoglu murió en el año 2000, a la edad de 63 años. El compositor se desempeñó en Estambul durante los últimos seis años de su vida como profesor en el Conservatorio Nacional Turco. Como recuerda su esposa, la famosa cantante Jadidja Abbasova, después de mudarse a Estambul, el compositor echaba de menos a Bakú.

"Teníamos una habitación que llamábamos Bakú, donde había todo lo relacionado con nuestra ciudad natal, había relojes que marcaban la hora de Bakú. En los últimos años, estábamos a punto de volver a casa, ya que el contrato había terminado, sin embargo, la muerte inesperada lo impidió."

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