"Esta ley hace caso omiso de los hechos y la verdad, aplica doble rasero e interfiere descaradamente en los asuntos de Hong Kong y otros asuntos internos de China. Es una violación grave del derecho internacional y las normas básicas que rigen las relaciones internacionales. China lo condena y se opone firmemente", manifestó el portavoz de la Cancillería, Geng Shuang.
De lo que se trata ahora en Hong Kong, a juicio del diplomático chino, no es de los derechos humanos o la democracia, sino de "detener la violencia y el caos, defender el imperio de la ley y restablecer el orden lo antes posible".
Geng afirmó que el proyecto de ley tiene como objetivo "reforzar a los radicales antichinos, extremistas y violentos que intentan perturbar a Hong Kong, dañar la prosperidad y la estabilidad".
"Estados Unidos debería inmediatamente dejar de inmiscuirse en los asuntos de Hong Kong y otros asuntos internos de China, si no habrá un bumerán de consecuencias negativas. China tendrá que tomar fuertes contramedidas para defender los intereses de soberanía nacional, seguridad y desarrollo si Estados Unidos insiste en tomar decisiones equivocadas", advirtió el portavoz de Exteriores.
Además de una ley en apoyo de los derechos humanos y la democracia en Hong Kong, el Senado de EEUU aprobó por unanimidad otro proyecto, que prohibiría exportar a Hong Kong gases lacrimógenos, balas de goma y otras armas y municiones usadas para dispersar a manifestantes.
Una vez que los congresistas elaboren una ley única a partir del proyecto del Senado y otro, aprobado anteriormente en la Cámara de Representantes, la normativa se someterá a una nueva votación y luego a la firma del presidente Donald Trump.
Según el Diario del Pueblo, el encargado de negocios de EEUU en China fue convocado este 20 de noviembre a la sede del Ministerio de Exteriores.
También el Gobierno de Hong Kong expresó su rechazo al posible embargo sobre la exportación de material antidisturbios a esta región administrativa especial de China.
Un portavoz del Ejecutivo citado por el canal RTHK calificó esta medida de "innecesaria e injustificada".
"Cualquier cambio unilateral de la política económica y comercial de Estados Unidos hacia Hong Kong creará un impacto negativo en las relaciones entre las dos partes, así como en los propios intereses de Estados Unidos", dijo.
El funcionario recordó que en Hong Kong residen unos 85.000 ciudadanos de EEUU y operan 1.344 empresas estadounidenses.
Desde junio pasado, Hong Kong vive una oleada de protestas cuyo detonante fue un proyecto de ley que permitiría la extradición de prófugos de la justicia a Taiwán, Macao y China continental.
El Gobierno hongkonés accedió a retirar a principios de septiembre el controvertido proyecto, que habría facilitado la entrega de disidentes políticos a Pekín, pero rechazó otras demandas de la calle, entre ellas amnistiar a activistas detenidos, iniciar una investigación independiente de los supuestos excesos policiales y relanzar el proceso de reformas políticas.
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