Hace 40 años, el Mando Norteamericano de Defensa Aeroespacial (NORAD) fue informado de que decenas de misiles balísticos soviéticos se dirigían al territorio de EEUU. Este no ha sido un caso aislado. El periodista ruso Andréi Kots decidió repasar en su artículo para Sputnik incidentes similares que ocurrieron en el siglo pasado.
La engañosa Luna
El 5 de octubre de 1960, el NORAD recibió una señal sobre ataques nucleares masivos lanzados contra EEUU. El preocupante mensaje provenía desde la estación de alerta temprana de largo alcance ubicada en Groenlandia.
Los militares estadounidenses que estaban encargados de procesar datos en seguida sospecharon que algo iba mal porque ese mismo día el primer secretario del Partido Comunista de la Unión Soviética, Nikita Jruschov, se encontraba en Nueva York, en una visita a la Asamblea General de la ONU.
Se descubrió que una señal de radio reflejada de la Luna activó el sistema de alerta temprana del país norteamericano. Este fallo ha sido primero en la historia de la carrera nuclear desarrollada entre las dos potencias.
El error de un operador
El 24 de noviembre de 1961, el Comando Estratégico de EEUU perdió comunicación con el NORAD y los sistemas de alerta temprana. Los militares del país norteamericano podrían haber pensado solo una cosa: los misiles soviéticos impactaron contra su territorio, de acuerdo con el periodista ruso. Las tripulaciones de bombarderos estratégicos recibieron la orden para despegar.
Más tarde, se descubrió que una de las estaciones del conglomerado AT&T en Dallas (Texas) que transmitía la señal dejó de funcionar a causa de un error cometido por su operador.
Un incidente peligroso durante la Crisis de los misiles
El mes de octubre de 1962 tenía todos los ingredientes para convertirse en el mes más trágico en la historia de la humanidad. Cuatro bases secretas situadas en Okinawa (Japón) recibieron la orden para disparar misiles de crucero Mark 28 contra el territorio de la URSS.
El capitán William Bassett abrió su sobre con las coordenadas y descubrió que tres de las cuatro blancos no se encontraban en la Unión Soviética. El capitán decidió llamar al Centro de Operaciones de Misiles y mentir para solicitar que le repitieran la orden.
Mientras esperaba la respuesta, Bassett prohibió a sus subordinados lanzar cualquier proyectil. Un teniente no quería obedecer, por ello el capitán envió a dos militares con armas, autorizándoles a disparar al oficial si este trataba de lanzar los misiles, informó en 2015 la revista The Bulletin of the Atomic Scientists.
La alerta nocturna
La noche del 3 de junio de 1980, el Comando Aéreo Estratégico de la Fuerza Aérea estadounidense recibió la alerta de un lanzamiento de dos misiles balísticos contra el territorio de EEUU desde submarinos. Posteriormente, sus sistemas detectaron otras decenas de lanzamientos.
Las tripulaciones de la aviación estratégica estuvieron a punto de despegar para atajar el supuesto acto de agresión, pero el NORAD no vio ningún misil acercándose al país norteamericano. Al contrario, descubrió que los ordenadores habían vuelto a fallar y los pilotos frenaron los motores de sus bombarderos.
40 minutos para contestar
El 26 septiembre de 1983, el teniente coronel de las Tropas de Misiles de Designación Estratégica de Rusia, Stanislav Petrov, estaba de guardia en una base situada en el pueblo Serpuhov-15, cuando un sistema detectó el lanzamiento de misiles balísticos Minuteman desde el territorio de EEUU. Les quedaban tan solo 40 minutos a los militares rusos para tomar la decisión de un ataque de respuesta.
Petrov inmediatamente declaró alerta, pero las pantallas de dispositivos de control de vídeo no vieron nada peligroso aunque para aquel momento ya debían estar transmitiendo la imagen del misil.
A pesar de eso, los satélites del sistema Oko continuaron comunicando sobre nuevos lanzamientos desde el mismo punto. Esta fue la razón por la que el militar ruso decretó una alerta falsa de sistemas de alerta temprana.
Resulta que el satélite soviético fue engañado por el Sol. El supuesto lugar del lanzamiento se ubicaba en la línea entre la parte iluminada de la Tierra y la oscura. En esta frontera los rayos de sol se reflejaron de las nubes y engañaron a los sensores del Oko. La opinión pública supo de este incidente solo diez años después dado que este había sido clasificado por razones militares y políticas.
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