Ataviado con el GPS como tantos otros en el entrenamiento de este martes en la ciudad deportiva azulgrana, Bartra salió al campo junto a Iniesta y bromeó con Aleix Vidal para luego hacer una serie de malabares con el balón junto a Munir. Todo un repertorio de trucos que le aleja del icónico central rudo, pues su dominio del balón le hace propicio para la defensa del Barcelona. Pero no lo han visto así los diferentes entrenadores que ha tenido (Guardiola, Tito Vilanova, Tata Martino y Luis Enrique) porque no le han dado cinco encuentros consecutivos más que en una ocasión, cuando Piqué se lesionó la cadera a finales de la temporada 2013-2014. Aunque todos le han utilizado como recurso de última hora para resolver la papeleta. Y hoy, en Riazor y frente al Deportivo, lesionados Mathieu y Vermaelen, y sancionado Piqué, le tocará ser de nuevo ser el parche reparador.
“Luis Enrique le tiene cruzado, Vermaelen va por delante”, siseaban desde el vestuario tras la gira de Estados Unidos. Pero no solo el belga le tomó la delantera sino todos, por más que al inicio del curso el entrenador le pidiera “un poco más de paciencia”, cuando este decidió seguir en el club y obviar las conversaciones que mantuvieron el Oporto, el Tottenham y el Manchester City con su exrepresentante, pues hace unos meses que ha firmado con la agencia de Puyol e Iván de la Peña.
Pero ni con paciencia ha jugado en esta temporada. Bartra suma 1.083 minutos mientras que Vermaelen alcanza 1.271, Mathieu se escapa con 2.237, Piqué le triplica con 3.537 y Mascherano lidera la estadística de los centrales con 3.806. “Cuando salimos los menos utilizados, damos el mismo nivel o mejor”, reivindica Bartra. Y eso es precisamente lo que le pide ahora Luis Enrique como también hicieron los técnicos anteriores.
En las semifinales de la Liga de Campeones de 2013 frente al Bayern Múnich, lesionados Puyol y Mascherano, Tito Vilanova le dio la alternativa. Y aunque el equipo salió trasquilado, Bartra ofreció una buena versión que ha mantenido casi siempre. Aunque quedó señalado en la final de la Copa del Rey de hace dos cursos ante el Real Madrid y con Martino, cuando Bale le ganó la posición y la carrera para concluir en gol. Ahora, necesitado de nuevo el equipo, aparece Bartra.
“Marc ha jugado menos de lo que le hubiera gustado y siempre es difícil para alguien que no tiene minutos. Pero solo puedo hablar maravillas de él porque se ha entrenado como un titular”, dice Luis Enrique. Y abunda: “Es digno de elogio porque no es de los que arrojan la toalla. Se merece esta oportunidad y tengo confianza en que lo hará a las mil maravillas”.
Cuestionado por los técnicos por su atrevimiento con el balón en los pies, porque conduce más que pasa, cuentan desde su entorno que difícilmente seguirá en el club el año próximo, después de flirtear con la idea en dos ocasiones; una negada por su amor al Barça y la otra, por consejo de Puyol. “No está en mis manos disponer de más partidos para coger más confianza. Hay que luchar, porque si lo haces, Luis Enrique te premia”, reflexionaba Bartra al inicio del presente ejercicio. Pero no ha sido así. “Ahora le llega la oportunidad. Solo tiene que creer en sí mismo y nada más”, sugiere Luis Enrique. Una ocasión dada por las lesiones; una ocasión, en cualquier caso, capital para el Barcelona.
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