China y Estados Unidos han llegado a un acuerdo preliminar, tras dos semanas de negociaciones de sus equipos, para retirar por fases algunos de los aranceles que se han impuesto mutuamente en la guerra comercial que vienen librando en los últimos 18 meses. El anuncio lo ha realizado este jueves el Ministerio de Comercio en Pekín y horas después ha sido confirmado por un alto cargo de la Administración de EE UU, aunque precisan que no hay una decisión. El propio presidente Donald Trump ya había anunciado su intención de firmar un acuerdo con su homólogo chino durante la cumbre de la APEC en Chile, que se iba a celebrar los próximos días 16 y 17 en Santiago y que ha sido cancelada por el Gobierno de Sebastián Piñera debido a las protestas multitudinarias en su país.
Este nuevo clima de entendimiento entre Pekín y Washington apuntala una distensión entre las dos potencias. Según la información facilitada, los dos países “han acordado eliminar el aumento arancelario en fases a medida que progresen sus negociaciones. Este es el resultado de las negociaciones constructivas que han desarrollado en las últimas dos semanas”, ha asegurado el portavoz del Ministerio, Gao Feng, en una rueda de prensa. Qué aranceles exactamente se levantarán en cada fase está aún por decidir, pero los dos equipos negociadores se han mostrado de acuerdo en que cada país los elimine “en la misma proporción y de manera simultánea”, según el portavoz, sin aportar más detalles.
El anuncio señalaría un importante paso adelante en las conversaciones para resolver la guerra comercial que los dos países libran desde la primavera de 2018 y que ha tenido importantes consecuencias sobre la economía global. Al calor de las negociaciones comerciales, Wall Street ha arrancado la sesión con un alza superior al 0,9% en el Dow Jones, que marcó un nuevo máximo. El S&P 500, que integra las mayores compañías cotizadas, lo hacía un 0,6% en los primeros compases de la jornada. Al cierre se moderó al 0,6% y el 0,3% respectivamente.
Estados Unidos ya había anunciado un acuerdo parcial el pasado 11 de octubre, después de una de las rondas de negociaciones celebradas en Washington entre las delegaciones que encabezan, por un lado, el viceprimer ministro chino, Liu He, y, por otro, el secretario del Tesoro y el representante de Comercio Exterior de EE UU, Stephen Mnuchin y Robert Lighthizer, respectivamente. Entonces, Washington aseguró que congelaría las nuevas subidas de aranceles que tenía previstas para ese mes y que Pekín aumentaría a más de 40.000 millones de dólares sus compras de productos agrícolas a la primera potencia. El Gobierno chino confirmó el 26 de octubre un acuerdo de principio.
Pese a todo, y como confirman los economistas de ING en una nota, se trataría de un mini acuerdo, muy lejos del ambicioso plan inicial de Trump de provocar cambios sustanciales en la política china relativa a la protección de la propiedad intelectual o del tipo de cambio del renminbi, que Washington le acusa de manipular para abaratar sus productos. Hasta ahora, el mandatario estadounidense se negaba a firmar un acuerdo parcial sobre aranceles si no se lograba un pacto global en la relación comercial con China en sentido amplio.
Con todo, lo que se percibe con claridad es un cambio en el clima entre los dos países y no cabe duda de que la eventual retirada de los aranceles, de producirse finalmente, contribuirá a eliminar un factor de incertidumbre para la economía global, en un momento delicado en el que muestra una desaceleración. La tregua en la batalla arancelaria, además, beneficia a compañías multinacionales como Caterpillar, Boeing, Micron, Nvidia, AMD y Apple, cuyos negocios dependen de China, lo que supondrá un estímulo adicional para los mercados.
La falta de detalles exige, no obstante, cautelas y es conocido que en el seno de la Administración de EE UU hay divisiones sobre cómo afrontar la negociación. Washington, de hecho, sigue mantiendo en este momento extender los aranceles a partir del próximo 15 de diciembre a productos importados de China por valor de 156.000 millones, con lo que cubriría prácticamente con aranceles adicionales el total de los intercambios comerciales entre los dos países.
Durante la negociación, Pekín había exigido como condición indispensable para llegar a un acuerdo que Estados Unidos eliminara por completo los aranceles impuestos en la disputa. El influyente blog Notas de Taoran, que suele reflejar con gran exactitud la opinión de la delegación china, había precisado esta semana que no era necesario que esos impuestos se levantaran en su totalidad de golpe. Bastaba, según el autor del blog, con que se retirasen paulatinamente.
Gao insistió este jueves en ese punto en su rueda de prensa. “La guerra comercial comenzó con aranceles, y tendrá que acabar con aranceles”, subrayó el portavoz. El propio Trump y sus dos negociadores se mostraron optimistas, aunque al mismo tiempo trataron de no ir por delante de los acontecimientos. Washington estaría en este momento dispuesta a cancelar la extensión de los aranceles cuando se cierre la primera fase. Sin embargo, quiere mantener los aranceles para el resto hasta que se complete la segunda fase de la negociación, que será más dura y coincidirá con las elecciones.
Ante la cancelación de la cumbre de la APEC, las dos delegaciones buscan dónde poder celebrar la firma de este acuerdo. A ambos países les convendría una tregua: Washington encara elecciones dentro de 12 meses y el presidente afronta, además, un proceso de juicio político en el Congreso. China ve cómo la economía desacelera su ritmo de crecimiento, mientras tiene que lidiar con un problema, las protestas en Hong Kong, con el que no contaba al comienzo del conflicto y que se ha convertido en la mayor crisis política para Xi desde su llegada al poder hace siete años.
En otro gesto de aproximación, China anunció hoy la condena contra nueve personas por tráfico de fentanilo, un opiáceo que el año pasado causó 18.000 muertes en EE UU. Washington acusa al país asiático, principal productor mundial de esta sustancia, de no hacer lo suficiente para combatir el contrabando de esa sustancia. Las autoridades estadounidenses, de hecho, facilitaron información a las chinas para que se desmantelara el operativo.
Según anunció el Tribunal Popular Intermedio de Xintai, en el norte del país, las penas a ocho de los condenados oscilarán entre los seis meses y la cadena perpetua. El noveno ha sido condenado a muerte con un aplazamiento de dos años, Habitualmente, si el reo que recibe esa sentencia muestra buen comportamiento durante ese plazo, la pena se conmuta a cadena perpetua.
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