El ministro del Interior alemán, Horst Seehofer, anuncia en una entrevista que publica hoy el diario Bild Zeitung el restablecimiento de controles fronterizos en todas las fronteras alemanas, a pesar de que el país forma parte del espacio Schengen. Seehofer justifica esta medida y su intención de hace que entre en vigor «desde ya» con el caso Miri, el jefe de un clan mafioso que había sido expulsado de Alemania, con prohibición de volver a entrar en el país durante siete años, y que no solamente ha vuelto a entrar sin problemas sino que además ha pedido asilo alegando que viene a Alemania a «cuidar de su madre enferma». El caso Miri es una «prueba de fuego para la democracia», explica Seehofer, que considera que «si los alemanes ven que nuestros controles no funcionan, entonces perderán la confianza en el sistema».
Cualquiera que quiera cruzar la frontera a pesar de una prohibición de entrada existente será rechazado de inmediato. Cualquier persona que intente entrar de forma ilegal en el país será detenida y permanecerá en prisión hasta tres años. «Lo importante es que los procedimientos judiciales se cierren bajo custodia», dice el ministro, de manera que las personas que soliciten asilo a pesar de la prohibición de entrada ya no deberían ser liberadas hasta que sean encarceladas en Alemania o deportadas. Con esta reacción, Seehofer pretende contrarrestar la indignación que ha causado Ibrahim Miri, de 46 años, que fue deportado a Líbano tras ser juzgado por sus actividades criminales y que había vuelto a Alemania con un pasaporte falso.
El caso Miri ha puesto de manifiesto también la existencia en Alemania de mafias criminales surgidas de clanes familiares extranjeros que en la última década se están haciendo con el control de la actividad delictiva en el país. Miri, Abou-Chaker, Remmo, son algunos de los apellidos que dan nombre a los principales clanes, todos ellos relacionados con crímenes violentos, tráfico de drogas y brutalidad. Las autoridades alemanas destacan las subculturas étnicamente aisladas de estos grupos, cuyas características son una estructura familiar patriarcal-jerárquica, falta de voluntad de integración, concentración en una determinada región de Alemania (Berlín, Bremen, Renania del Norte-Westfalia) y enfrentamiento sistemático a otros grupos delictivos por el control del territorio.
En 2018, tuvieron lugar en Alemania 45 juicios relacionados con 645 crímenes organizados clasificados como crímenes de clanes. 24 de los clanes identificados por Interior son árabes, ocho son de países de los Balcanes Occidentales y tres proceden de Turquía. Los delitos más comunes a los que se dedican son el tráfico de drogas, los robos y prostitución forzada. Los primeros miembros del clan Miri, en concreto, llegaron a Alemania desde el Líbano en la década de 1980. Su negocio principal es el tráfico de drogas y de armas. Durante mucho tiempo, Bremen fue la sede de unos 2.500 miembros de esta familia, y más recientemente han trasladado sus actividades a Berlín, entrando en conflicto con otros grupos de delincuentes en su proceso de expansión. En septiembre de 2018, cientos de miembros del clan participaron en un funeral con el féretro a hombros de uno de los familiares de Miri asesinado en una reyerta y su presencia se ha convertido en uno de los principales problemas para la policía local.
Seehofer ha reconocido también, tras el ataque a la sinagoga de Halle en el que fallecieron dos personas, que la amenaza de sufrir ataques antisemitas en el país es «muy alta». «Desafortunadamente tenemos que enfrentarnos a la verdad, que desde hace un tiempo la amenaza de antisemitismo, extremismo de derechas y terrorismo de ultraderecha es muy alta», ha dicho, lamentando el trágico ataque que califica de «vergüenza para todo el país» y prometiendo más protección para estos centros religiosos: «Las sinagogas y los centros de culto judío ahora estarán mejor protegidos. Debemos fortalecer significativamente las fuerzas de seguridad» en estos lugares, ha prometido, atribuyendo el auge de esta violencia a la influencia del partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD). «Está claro que en sus discursos, o al menos en algunos de sus discursos, hay una clara incitación al odio», han sido sus palabras.
abc
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