"Para recalibrar nuestras sanciones, debemos reconocer que Crimea seguirá siendo rusa", señala Ortblad en un artículo que suscribe, junto con un excolaborador de PwC, Krishen Mehta, en la revista The National Interest.
El diplomático apunta que "Crimea siempre tuvo una población mayormente rusa" y que sus habitantes "se identifican con las luchas históricas de Rusia contra la invasión de Occidente".
Durante una visita reciente a esta península, a Ortblad y Mehta les quedó "claro que el pueblo de Crimea no renunciaría al orgullo de su tradicional identidad rusa para aceptar un regreso a Ucrania".
Ambos resaltan la necesidad de "tratar a Rusia como es, no como queremos que sea".
Para normalizar las relaciones, Ortblad y Mehta proponen también reducir la amenaza nuclear, reconsiderar el papel de la OTAN frente a la supuesta amenaza rusa, así como facilitar el intercambio entre los jóvenes.
Crimea se separó de Ucrania y se reincorporó a Rusia tras celebrar en marzo de 2014 un referéndum en el que la mayoría aplastante de los votantes —más del 96%— avaló esa opción.
Moscú sostiene que los habitantes de Crimea votaron democráticamente y en plena conformidad con el derecho internacional y la Carta de la ONU por la reunificación con Rusia, que respeta y acepta esta decisión.
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