"Este acuerdo fue un gran éxito... Si surte efecto en el terreno, puede prorrogarse y cumplir las expectativas de las partes. Lo que quiere Turquía es muy claro: quiere proteger su frontera y también limpiarla de los terroristas", dijo Guney.
La interlocutora señaló también que los presidentes de Rusia y Turquía, Vladímir Putin y Recep Tayyip Erdogan, tienen buenas relaciones y "se entienden" y que la vigencia de los acuerdos ruso-turcos depende de lo que ocurre sobre el terreno.
La semana pasada, el Ministerio de Defensa sirio llamó a los combatientes de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) a unirse a las tropas del Gobierno.
A este respecto, Guney señaló que Ankara no apoya este paso del Gobierno sirio.
"Consideramos a las FDS como PYD [Partido kurdosirio de la Unión Democrática]. Para nosotros sería inaceptable la protección al PYD por parte de Asad. Es una posición inequívoca", apostilló.
Turquía lanzó el 9 de octubre la operación Fuente de Paz en el noreste de Siria con el argumento de alejar a las milicias kurdas de su frontera y delimitar una "zona segura" para acoger a los miles de refugiados sirios que permanecen en su territorio.
El 22 de octubre, los presidentes de Turquía y Rusia, Recep Tayyip Erdogan y Vladímir Putin, acordaron el despliegue de policías militares rusos y soldados sirios en el norte de Siria, pero fuera del área en la que operan las tropas turcas.
Además, se estableció que las fuerzas de Rusia y Siria facilitarían el traslado de las facciones kurdas a una distancia de 30 kilómetros y que después comenzaría el patrullaje ruso-turco a 10 kilómetros de la frontera tanto en dirección este como oeste del área de la operación militar turca, aunque excluyendo la ciudad de Qamishli.
El 5 de octubre Rusia y Turquía realizaron el segundo patrullaje en el norte de Siria.
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