"Exigir la anulación de estas elecciones fraudulentas y convocar a nuevas elecciones con un Tribunal Supremo Electoral nuevo, que respete la voluntad popular, y (...) sin la presencia de Evo Morales y (su vicepresidente) Álvaro García Linera", dijo una resolución aprobada por aclamación por los millares de asistentes a la asamblea popular.

El movimiento cívico, controlado por activistas opositores, decidió erigirse en principal referente de la oposición al decidir su independencia política, proclamando "Ni Mesa ni Evo Morales" en otra resolución.

Morales había denunciado horas antes la intención de los cívicos de radicalizarse con una suerte de golpe de Estado, en tanto que Mesa, quien había puesto en marcha las protestas con su denuncia de un supuesto fraude oficialista, decidió a último momento no asistir al cabildo realizado en una avenida céntrica de La Paz.

La asamblea popular en la capital política del país fue seguida por sendas concentraciones populares en por lo menos otras cinco ciudades, a convocatoria de sus respectivos comités cívicos, al final de una jornada marcada por la muerte, la noche anterior, de dos manifestantes por disparos de armas de fuego en Santa Cruz (este).

"No nos vamos a mover de la calle hasta que (Morales) renuncie", anunció poco después el líder cívico de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, desde la concentración en esa ciudad.

El cabildo resolvió además rechazar una eventual segunda vuelta electoral entre Morales y Mesa, que era la demanda original de las manifestaciones, y la auditoría al proceso electoral iniciada por la Organización de Estados Americano.

Esa auditoría es "una maniobra distraccionista (sic) para desmovilizar la lucha del pueblo boliviano y mantener a Evo Morales en el poder", sentencia el documento del cabildo.

Agregó que los paros y bloqueos de calles continuarán hasta lograr el objetivo "fuera Evo", coreado varias veces por los asistentes.

El cabildo fue seguido por una marcha hacia el Palacio de Gobierno, en la histórica Plaza Murillo, que estaba custodiada por centenares de campesinos, mineros y obreros leales al Gobierno de Morales.

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