"Convocamos a organismos, partidos opositores: vayan municipio por municipio, voto por voto, a hacer esa auditoría, ese reconteo para saber. Y si estaba equivocado, si demuestran, si hemos perdido en la primera vuelta, nosotros podemos dar una 'yapita', una paliza en la segunda vuelta con seguridad", desafió el gobernante.
Morales, primer presidente indígena de Bolivia y en el poder desde 2006, hizo la declaración en una provincia del departamento de Cochabamba (centro), mientras corría el quinto día de protestas urbanas convocadas por la oposición contra un supuesto fraude y en demanda de convocatoria a una segunda vuelta.
Los paros y manifestaciones respaldaban la posición del expresidente Carlos Mesa, quien resultó segundo y denunciaba, incluso desde antes de la votación, un plan de fraude para eliminar la posibilidad de una segunda vuelta contra Morales.
"Aquí hay un ganador en la primera vuelta", proclamó de nuevo Morales, refiriéndose al cómputo oficial cerrado el 24 de octubre, que le dio una victoria con 47,07% de los votos y una diferencia de 10,56 puntos sobre Mesa, legalmente suficiente para asegurar su reelección evitando un balotaje.
El cómputo, sin embargo, no puede ser consolidado porque debe agregar los aproximadamente 500 votos de cuatro mesas de una región amazónica, en las que debe repetirse el sufragio, ya sin impacto en el resultado general.
Morales reiteró su defensa de la Constitución que prevé la segunda vuelta solo para el caso de una diferencia menor a 10 puntos entre los dos primeros candidatos, advirtiendo que esa norma resultaría violada si se siguen sugerencias internacionales de un balotaje sin importar el resultado electoral.
"Quiero decir a la comunidad internacional, sean gobiernos, instituciones u organismos internacionales, tienen la obligación de respetar nuestra Constitución Política del Estado, tienen que respetar la voluntad del pueblo boliviano", dijo.
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