De La Habana a Bakú, en línea recta, van unos 11 mil 390 kilómetros. No es esta una ciudad habitual en las noticias que llegan a la Isla; sus imágenes no abundan en los medios de prensa, más allá de alguna serie mundial de boxeo en que los Domadores de Cuba han venido a lucirse aquí.
Generaciones anteriores, que vivieron la época soviética, guardan más frescos los recuerdos del Azerbaiyán que, luego de los años 20 del siglo pasado, fue una de las 15 repúblicas de la URSS hasta su desintegración a inicios de la década de los 90.
Su capital, ubicada a la vera del Mar Caspio, es hoy titular de prensa en muchos medios del mundo, al convertirse en anfitriona de la XVIII Cumbre del Movimiento de Países No Alineados. Aún con el ajetreo del evento resulta imposible sustraerse del encanto de una ciudad que nació en el muy lejano siglo VI y donde hoy se levantan impresionantes edificios a todo calor y luces.
Desde la Sala de Prensa, situada en el Crystal Hall de Bakú, un espectacular estadio techado para 25 mil personas con vistas al puerto de la ciudad, se descubre una metrópolis de películas. Según un colega de Juventud Rebelde, pusieron a los periodistas donde mejor se ve la ciudad. Quizás para contarla así de magnificada.
Ese esplendor se edifica sobre una poderosa industria petrolera, que combina la extracción del crudo y la fabricación de equipamientos para esta industria. Se cuenta que a inicios del siglo XX el campo petrolífero de Bakú producía la mitad del petróleo del mundo.
De esta capital azerí se considera que su arquitectura logra combinar el esplendor de Dubái y el refinamiento de París, con algunos detalles soviéticos, claro está. Se habla de tres ciudades en una: la vieja, declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, la moderna y la construida en tiempos de la URSS.
Contrastando con sus calles empedradas, mezquitas, antiguas residencias, murallas, fortalezas y palacios de siglos bien distantes, se yerguen – por ejemplo – las Flame Towers, tres rascacielos de 190, 160 y 140 metros cada uno, que cuando cae la noche semejan llamas en movimiento al prenderse los 10 mil leds de alta potencia de su fachada. La vista deslumbra a toda la ciudad.
En Bakú viven unos dos millones de personas; como en el resto de la nación se habla en azerí, la moneda oficial es el manat. Y desde este 25 de octubre es, además, la capital del no alineamiento. Ojalá entonces lleguen con más frecuencia hasta el Caribe las imágenes e historia de este otro mundo no tan distante y sí muy desconocido.
granma.cu
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