La pregunta es si los partidos de la oposición –de orientación socialdemócrata, liberal y derechista– pueden conquistar una mayoría en algunas de las ciudades más importantes del país, sobre todo en Budapest, la capital, y asegurar así su propia supervivencia.
De lo contrario, analistas locales como Gábor Török, de la Universidad de Budapest, creen que una nueva derrota "significaría el fin de la oposición en su forma actual". En ese caso, Orbán podría esperar tranquilamente las elecciones legislativas de 2022 sin rival a la vista, asegura el experto.
Unos 8 millones de húngaros con derecho a voto elegirán para un período de cinco años a los concejales y alcaldes de más de 3.000 localidades y distritos de las 19 provincias del país.
Coaliciones opositoras locales han integrado a partidos desde el centrista Momentum, hasta la izquierda del Partido Socialista, la Coalición Democrática, Párbeszéd (Diálogo) y el ecologista LMP, pero en algunos casos hasta la extrema derecha del Jobbik.
La oposición mejorará
Con esas cooperaciones, esperan poder superar al Fidesz en importantes ciudades como Szeged, Pécs, Miskolc, Nyíregyháza o Eger. El Fidesz, que ha pintado de naranja (color del partido) el mapa político del país desde las elecciones locales de 2006, conserva según las encuestas una mayoría superior al 50%.
El Fidesz conserva, según las encuestas, una mayoría superior al 50%
Sin embargo, perder grandes centros urbanos, sobre todo Budapest, significaría una dolorosa derrota para Orbán. Las últimas encuestas para la capital pronostican un resultado cercano al empate, entre el actual alcalde István Tarlós, un independiente apoyado por el Fidesz, y el candidato conjunto de la oposición de izquierdas, Gergely Karácsony.
En un encuentro con la prensa extranjera, el aspirante opositor destacó el paralelismo entre Budapest y Estambul, donde la oposición unificada logró ganar este año al candidato del presidente islamista Recep Tayyip Erdogan.
"Si en Estambul pudo ganar la oposición, aquí también puede suceder lo mismo", se mostró confiado Karácsony. "Ésta es una posibilidad que no se debería desperdiciar. La oposición logrará mejores resultados que antes", agregó.
Lo que para la oposición es una cuestión de supervivencia, para el Fidesz es una batalla para impedir la pérdida de importantes ciudades y distritos de Budapest, así como frenar cualquier fortalecimiento de la oposición.
Por eso, la campaña electoral vivió una serie de subidas de tono y según muchos fue la más sucia jamás vista en Hungría desde la caída del Telón de Acero hace 30 años.
En las últimas semanas, la prensa local informó sobre varios escándalos que estallaron en la recta final de la campaña, sobre diputados, alcaldes y políticos en situaciones comprometedoras, con prostitutas o supuestamente consumiendo drogas.
Escándalos sexuales, drogas y corrupción
Un vídeo, por ejemplo, muestra a un diputado socialista hablando de prácticas corruptas junto a una mesa en lo que se ve algo que parece ser una raya de cocaína.
Poco después se filtraron varias grabaciones y fotografías en las que se ve al alcalde de Györ, también apoyado por el Fidesz, participando en orgías sexuales en un yate en Croacia.
La oposición, por su parte, denunció que las autoridades utilizan a la policía y el sistema judicial para presionar e intimidar a candidatos opositores.
Uno de ellos fue el caso del candidato a alcalde del distrito 8 de Budapest, András Pikó, cuyos asistentes fueron interrogados por la policía después de que la prensa cercana al Gobierno hablara de un posible abuso de los datos personales de los electores.
En otra ocasión, varios candidatos opositores fueron citados por un tribunal por el supuesto delito de "abuso del derecho de reunión", tras convocar una rueda de prensa sobre los supuestos casos de corrupción de una política gubernamental.
En todos esos casos las investigaciones concluyeron sin resultado al considerarse que no hubo delito.
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