El operativo para exhumar y trasladar los restos de Franco del Valle de los Caídos al cementerio de Mingorrubio contará con la presencia de un forense, según ha podido saber EL PAÍS. Eso no implica que tenga que realizar ninguna pericia, sino supervisar la operación por si el féretro no estuviera en buen estado. Bajo la lápida, de 1.500 kilos, hay una caja de zinc que puede costar abrir. Han pasado 44 años desde el entierro y por esa zona pasa una corriente de agua.
La intención del Ejecutivo, salvo cambios de última hora, es que esta parte del operativo, que sucederá dentro de la cripta, se haga de forma reservada, sin la presencia de las cámaras, con algún tipo de biombo o algo similar para que no se pueda tomar imágenes tampoco desde lejos. La familia del dictador podrá estar presente si así lo desea, como ocurrió en el traslado de los restos de los generales Sanjurjo y Mola junto a otros seis combatientes franquistas del monumento a los caídos de Pamplona en 2016. En aquella ocasión, el traslado se hizo de madrugada.
El momento en el que sí parece que la prensa tendría un acceso abierto es cuando los restos de Franco ya hayan sido exhumados y se proceda a su traslado hacia Mingorrubio. A la salida la de la cripta hay una enorme explanada desde donde se suelen realizar las fotografías más conocidas del mausoleo, con la cruz de fondo, y donde se han organizado concentraciones franquistas que prohibió la ley de memoria histórica, aprobada en 2007. Ese parece el lugar más probable para la prensa.
La fotografía de los restos del único dictador fascista europeo en una tumba de estas dimensiones —los otros más conocidos de su generación, como Mussolini o Salazar, están en tumbas muy discretas en sus pueblos de nacimiento y el cadáver de Hitler nunca apareció— no tendrá solo una dimensión histórica en España, sino también en periódicos internacionales, que han seguido el proceso de la batalla de la exhumación con interés. Por eso en La Moncloa están ultimando los detalles para un acontecimiento que genera una gran expectación mediática.
La gran inquietud del Ejecutivo es la posibilidad de que haya exaltados franquistas que provoquen un momento delicado frente a las cámaras, dentro o fuera del recinto. Por eso se está estudiando la posibilidad de hacerlo en un día sin acceso al público al Valle de los Caídos, como el lunes, —o cerrar el recinto— para que solo pueda acceder la prensa. Todos estos detalles están en discusión y forman parte del debate interno del Gobierno hasta el último momento, en el que el presidente tomará la decisión definitiva. Pero lo que está claro es que es inminente. El prior del Valle de los Caídos, Santiago Cantera, de pasado falangista, trata de atrincherarse y ha enviado una carta a la vicepresidenta, Carmen Calvo, asegurando que no autorizará la entrada a la basílica. Pero el Vaticano ha confirmado que no se opone a la exhumación de Franco, que además de una decisión gubernamental ahora es también la ejecución de una sentencia judicial. “Será la primera victoria de los vencidos”, declara la ministra de Justicia, Dolores Delgado.
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