La ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, ha pedido por carta a la Comisión Europea que, una vez se produzca el Brexit, revise las "medidas de salvaguardia" (límites temporales) vigentes en Europa sobre las importaciones siderúrgicas. Sin citarlo, la petición va referida especialmente a las importaciones de acero procedentes de China, que acapara más de la mitad de la producción mundial y que exporta a precios que hacen muy difícil competir a los productores europeos, según han explicado fuentes del Ministerio.
La carta, fechada el 8 de octubre y a la que ha tenido acceso EL PAÍS, va dirigida a la comisaria saliente de Comercio, Cecilia Malmström —finaliza su mandato el próximo 31 de octubre; la idea es que traspase la petición a su sustituto, el irlandés Phil Hogan—. En ella, Reyes Maroto, recuerda a Malmström que "las empresas siderúrgicas de la Unión se encuentran en una situación difícil hasta el punto de plantearse el cierre de algunas líneas y plantas de producción, debido a la escasa demanda y a la competencia de las importaciones", sobre todo de China. Ante ello, solicita a la comisaria que, "una vez que se produzca el Brexit, lleve a cabo una revisión urgente de las medidas [de salvaguardia] con el fin de adaptarlas a la nueva situación".
Maroto reconoce a la comisiaria el esfuerzo de presentar una primera revisión de estas medidas de salvaguardia, presentadas a los Estados miembros el pasado 4 de septiembre, que España apoyó, pero entiende que la salida británica de la UE, sobre todo si se produce sin acuerdo, obliga a revisar de nuevo esas medidas. "Habrá que volver a calcular los contingentes para todas las categorías de productos", explica, y en algunas de ellas el impacto "podría ser muy importante".
La ministra reconoce que el asunto de los límites a las importaciones siderúrgicas es "de gran interés para España, dada la importancia del sector para nuestro país y las dificultades que ha experimentado recientemente". Durante el mandato de Maroto, la multinacional del aluminio Alcoa anunció el cierre de dos de sus plantas en España, y el parón de la industria del automóvil también afecta a los productores nacionales, según denunció en verano la patronal siderúrgica, Unesid.
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