Para el mandatario turco, las naciones que no poseen armas nucleares están en desventaja con respecto a las que poseen algunos de esos artefactos en sus arsenales, aunque solo sea por el hecho de intimidar a sus vecinos o rivales.
Los países "que tienen armas nucleares las usan como un medio de presión, amenazan a los que no las tienen, [las armas nucleares] deben estar prohibidas para todos o permitidas a todos", dijo Erdogan al intervenir en la 74ª sesión de la Asamblea General de Naciones Unidas, en Nueva York.
La propuesta, que puede parecer salomónica, no debe haber caído nada bien en la sede del Gobierno estadounidense, en Washington, porque desde allí se manejan los hilos de lo que ocurre en medio mundo, muchas veces por el peso que ejercen las armas atómicas.
¿Todos o ninguno?
Lo mejor para el mundo sería que ninguno de los países contara con armamento nuclear. Así desaparecería la amenaza de un conflicto atómico, algo que ha estado a punto de ocurrir en más de una oportunidad después de los ataques contra Hiroshima y Nagasaki.
Pero suena a quimérico, porque las potencias nucleares o cualquier país que posea al menos una bomba atómica jamás querrá deshacerse de ella, porque perdería automáticamente la ventaja que le da contar con la misma.
Descabellado sería también abrir las puertas y permitir la fabricación o compra sin control de esas armas, porque entonces el fin del mundo iba a estar más cerca de lo que muchos somos capaces de imaginar.
Sin restarle legitimidad a gobierno alguno, resulta complicado imaginar a algunos países con armamento nuclear —que es sinónimo de poder casi ilimitado— en conflicto con otro.
En cualquiera de esos choques tan habituales desde siempre podría caer el primer bombazo y adiós a todos y a todo.
Potencias nucleares
La condición de potencia nuclear coincide casi siempre con la de potencia económica, un estatus que tienen muy pocos países en un mundo que pudiera ser destruido varias veces por la cantidad de ojivas listas para entrar en acción.
Estados Unidos y Rusia son, por mucho, los dueños de los más grandes arsenales atómicos y Washington, incluso, los tiene diseminados por varios países de Europa como Italia, Alemania, Bélgica, Holanda y Turquía.
Otras naciones, como China, Francia y el Reino Unido, cuentan con algunos centenares de estos artefactos mortíferos, pero en cantidades muy inferiores a rusos y estadounidenses.
Luego aparecen Pakistán, India, Corea del Norte e Israel, este último con cifras imaginarias porque nunca reveló detalles de su arsenal nuclear.
Rusia, EEUU, la OTAN y el despliegue de misiles
El control de los misiles puede resultar tan importante como las armas nucleares, porque estos serían los encargados de llevarlas a su destino con mayor eficacia que cualquier aeronave, sin embargo los tratados entre la OTAN y Rusia fenecen sin que se alcancen acuerdos para su renovación, al menos por el momento.
El 24 de septiembre el presidente de Rusia, Vladímir Putin, propuso a los países de la OTAN una moratoria al despliegue de misiles de alcance medio y corto en Europa y otras regiones, según el periódico Kommersant.
El mandatario ruso envió un mensaje con esa iniciativa el pasado 19 de septiembre, casi dos meses después de que Estados Unidos rompiera el Tratado INF que prohibía la fabricación y el despliegue de misiles con alcance de entre 500 y 5.500 kilómetros.
"Rusia ya anunció su intención de no emplazar misiles de corto y medio alcance en Europa y otras regiones mientras no lo hagan los estadounidenses. Llamamos a Estados Unidos y a sus aliados a asumir un compromiso similar, pero no observamos interés alguno. Les instamos a respaldar nuestras gestiones y apoyar una moratoria en la OTAN al despliegue de misiles de corto y medio alcance como la anunciada por Rusia", dice el mensaje de Putin, según el rotativo.
En el texto, siempre según el periódico, el presidente ruso avisa que la moratoria requerirá un mecanismo de verificación, especialmente, pues los estadounidenses ya mantienen emplazados en Rumanía y Polonia las lanzaderas verticales MK-41 para sus misiles Tomahawk, que tienen un alcance de más de 1.000 kilómetros, algo que prohibía el Tratado INF.
El tratado que había sido suscrito en 1987 era considerado piedra angular de la seguridad europea.
Por el momento, sin embargo, Erdogan parece sumar cada vez más puntos negativos ante los ojos de la Casa Blanca, justo después de negarse a cambiar de posición sobre la compra a Rusia de los sistemas S-400, incluso luego de discrepancias sobre la actuación norteamericana en Turquía. Sputnik
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