La situación en el golfo Pérsico se caldea entre preguntas e incertidumbre

  20 Septiembre 2019    Leído: 579
  La situación en el golfo Pérsico se caldea entre preguntas e incertidumbre

El ataque del 14 de septiembre contra las instalaciones de Saudi Aramco, en las localidades de Abqaiq y Khurais, avivó el diferendo entre Arabia Saudí e Irán, disparó las tensiones en una zona que no se caracteriza por la tranquilidad y la cordura, precisamente, y dejó infinidad de interrogantes.

Poco después del bombardeo con drones y misiles, los rebeldes hutíes de Yemen reivindicaron las acciones y amenazaron con darles continuidad, pero Estados Unidos se apresuró a acusar a Irán como el responsable máximo o autor material.

Riad mantuvo la cautela en un principio, pero cuatro días después presentó ante los medios acreditados en el país unas supuestas pruebas que involucran a Teherán, que niega rotundamente su implicación, más allá de sus simpatías por los hutíes.

Rusia en contra de acusaciones sin pruebas
El canciller ruso, Serguéi Lavrov, advirtió que las acusaciones infundadas contra Irán por haber atacado, supuestamente, instalaciones de la petrolera Saudi Aramco solo agravan la situación en la región.

"Las acusaciones que carecen de pruebas no solo no ayudan, sino atizan las tensiones en una región donde ya hay demasiada confrontación", advirtió Lavrov, quien destacó la importancia de realizar "una investigación exhaustiva e imparcial", tal vez porque intuye lo que se mueve detrás de las palabras del secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, y de las supuestas pruebas de Arabia Saudí contra el país persa.

Al mismo tiempo, el jefe de la diplomacia rusa subrayó la importancia de la "diplomacia preventiva", la cual consideró una práctica poco común en Oriente Próximo. "Si se hubiera tomado esas medidas, en muchas ocasiones habríamos podido evitar problemas concretos".

¿Una cruzada contra Irán?
A todas luces, algo se maquina en la zona del golfo Pérsico y Arabia Saudí, un país de mayoría sunita, quiere involucrar a Irán, de inmensa mayoría chiíta, para lo cual cuenta con el respaldo de Washington, que no es la primera vez que culpa a Teherán por acontecimientos en la región.

Hace tres meses, el 13 de junio, los buques petroleros Front Altair y Kokuka Courageous fueron atacados en el golfo de Omán, supuestamente con torpedos o minas que causaron explosiones e incendios a bordo.

Irán negó cualquier vínculo con los ataques, pero Estados Unidos acusó a Teherán, aunque sin poder presentar pruebas, tal como ocurrió con el bombardeo contra las instalaciones de Saudi Aramco.

Después de ese ataque, militares iraníes informaron haber derribado un dron estadounidense por violar el espacio aéreo del país, sin embargo el Comando Central de EEUU afirmó que el aparato fue abatido sobre el estrecho de Ormuz, en el espacio aéreo internacional, para caldear un poco más la situación.

Este escenario genera un sinfín de interrogantes, entre ellas algunas sobre los motivos de las acusaciones a Irán, a pesar de no tener en la mano elementos que culpen al país persa de estar detrás de esas acciones, porque no los han mostrado a la opinión pública.

Un ataque raro y sospechoso
Por otra parte, si los drones y misiles que atacaron a Saudi Aramco salieron de Yemen, recorrieron más de 800 kilómetros desde el sur para llegar a su objetivo; pero si fue desde Irán, al norte o el este, el trayecto es casi de la mitad, pero estos tendrían que haber cruzado sobre el golfo Pérsico, una zona protegida por los sistemas estadounidenses Patriot.

Desde principios de la década, Estados Unidos ya aceleraba el despliegue de nuevas defensas contra ataques con misiles iraníes, lo cual implicaba enviar más navíos frente a las costas del referido país, donde aún permanecen.

También hay baterías de Patriots en otros países de la región, por lo cual se torna raro que los drones y los misiles, si salieron de territorio iraní, hayan llegado a Abqaiq y Khurais sin ser derribados o vistos, incluso sin pruebas hasta ahora de que provenían de allí.

Si fue así, como todo parece indicar —a menos que los hayan dejado llegar intencionalmente a su destino— no son tan eficientes los sistemas de defensa estadounidenses. Tal vez por eso el presidente ruso, Vladímir Putin, propuso a Riad que adquiriera los sistemas rusos S-400.

Preguntas e incertidumbres
El bombardeo con misiles y drones además de complicar aún más la situación en la zona, deja muchas preguntas, entre ellas ¿por qué los hutíes se apresuraron a inculparse, si como dicen Washington y Riad no tuvieron que ver en los mismos?

Asimismo, ¿qué perseguiría Teherán con una acción de este tipo después de las acusaciones de Washington de violar el pacto nuclear, que acentuó aún más las sanciones económicas?

Incluso, ¿con qué objetivos presentaron los saudíes las supuestas pruebas que implican a los Guardianes de la Revolución? O incluso, ¿qué pretende Washington en una región donde se produce una buena parte del petróleo del mundo y con reservas probadas para muchos años?

Todas las interrogantes se conocerán en su momento, pero, mientras, reina la incertidumbre y una supuesta calma que augura nuevos episodios y acusaciones. Sputnik


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