“No está del todo claro quién está detrás de los ataques”, ha indicado el enviado especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para Yemen, Martin Griffiths, en declaraciones ofrecidas este lunes ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU).
El Ejército yemení, respaldado por el movimiento popular Ansarolá, atacó el sábado con 10 aviones no tripulados (drones) dos instalaciones vitales en Buqayq y Khurais de la compañía petrolera saudí Aramco, en el este del reino árabe, en represalia por las ofensivas de Riad y sus aliados en contra de Yemen.
Aunque Griffiths ha advertido que el ataque contra instalaciones petroleras saudíes podría arrastrar a Yemen a “una conflagración regional”, no ha confirmado unas alegaciones sin fundamento que indican que las ofensivas no provienen de Yemen.
A pesar de que las fuerzas yemeníes reivindicaron la autoría de estas operaciones, las autoridades estadounidenses y saudíes alegaron que el ataque contra las instalaciones petroleras saudíes fue realizado con misiles de crucero y habría provenido del este del reino árabe, “probablemente de Irán e Irak”, algo que fue rechazado firmemente por ambos países.
Esta misma jornada, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha acusado indirectamente al país persa como responsable de los ataques contra instalaciones saudíes, al mismo tiempo ha afirmado que le gustaría "evitar" una guerra con Irán.
“Ciertamente parece así en este momento. Es lo que parece”, ha indicado Trump a los periodistas en la Casa Blanca, antes de precisar que quiere determinar con “certeza” quién es el responsable del ataque.
Esta misma jornada, el presidente de Irán, Hasan Rohani, considera el reciente ataque de las fuerzas yemeníes como un “acto legítimo y recíproco” en respuesta a las violentas agresiones de Arabia Saudí y sus aliados a Yemen.
Por su parte, la Cancillería iraní refutó ayer domingo todas las acusaciones de EE.UU. contra Teherán sobre ataques a la petrolera saudí Aramco, y las atribuyó a la política de “máxima mentira” de la actual Administración norteamericana.
El ataque yemení provocó grandes explosiones y una amplia destrucción en las instalaciones petroleras saudíes. El régimen de Riad reconoció que esta certera ofensiva redujo drásticamente su producción del petróleo, precisando que los ataques interrumpieron la producción de petróleo de 5,7 millones de barriles diarios, una cifra que equivale a casi el 50 % de la producción total de la petrolera Aramco.
Esto mientras que las violentas agresiones saudíes contra Yemen, en muchas ocasiones perpetradas con aeronaves y bombas fabricadas en Estados Unidos y otros países occidentales han dejado más de 140 000 yemeníes muertos y heridos. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) calcula que, si la guerra no se detiene, la cifra de víctimas mortales llegará a 500 000 para finales del año 2020.
HispanTV
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