"Golpes sistemáticos con palos, culatazos de rifles, mangueras de goma, latigazos y descargas eléctricas", así describen la víctimas el trato que recibieron en un campo de refugiados en Zawyia, Libia.
A los sospechosos, un guineano y dos egipcios, se les acusa de haber creado una organización criminal cuyo objetivo consistía en secuestrar y torturar a los migrantes.
Las víctimas quedaban en libertad sólo si pagaban un rescate, y a los que no podían hacerlo, los delincuentes los mataban o los vendían a los traficantes de personas.
De momento, los tres detenidos se encuentran en la cárcel de Mesina, mientras el jefe de la organización criminal se encuentra en Libia y permanece en libertad.
Según informa la misión de la ONU en Libia, en los últimos años, miles de refugiados africanos fueron maltratados o asesinados en este país.
La situación se agravó después de que en enero de 2017 Italia y Libia firmaron un acuerdo según el cual el Gobierno de Trípoli se empeñaba a retener a los migrantes en su territorio a cambio de una ayuda económica por parte de Italia.
Una de las consecuencias del acuerdo fue la proliferación de los campos de refugiados controlados por estructuras criminales, que exigen rescates a los migrantes recurriendo a las torturas.
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