Las herederas de Carolina Rodríguez, que fue octava en los Juegos de Río, y del conjunto, que ganó allí la medalla de plata, son más jóvenes, más inexpertas y menos conocidas por las jueces. Terminar entre las dieciséis primeras, en el caso de las gimnastas individuales, y entre los cinco mejores en el del conjunto (sin contar a los ya clasificados Rusia, Italia y Bulgaria) tendría un mérito extraordinario.

Pero con toda la intención de intentarlo estarán en Bakú el conjunto formado por Alba Polo, Clara Esquerdo, Ana Gayán, Victoria Cuadrillero, Sara Salarrullana y Emma Reyes y las individuales Polina Berezina, María Añó y Natalia García; las dos primeras harán los cuatro aparatos para pelear por entrar en la final y obtener la plaza olímpica.

En los campeonatos del mundo de 2018 Berezina, la mejor española, ocupó la plaza 37, y el conjunto la vigésima, pero su progresión en el último año ha sido notable. "Las chicas son brillantes. Se puede conseguir la meta", afirmó la seleccionadora Anna Baranova.

La rusa Dina Averina afronta la cita con la posibilidad de convertirse en la quinta gimnasta de la historia con tres títulos mundiales consecutivos. Las dos últimas también fueron rusas, Eugenia Kanaeva (2009-2011) y Yaka Kudryavtseva (2013-2015).

Su hermana gemela Arina Averina, la israelí Linoy Ashram, la bielorrusa Katsyarina Halkina y las italianas Alexandra Agiurgiuculese y Milesa Baldassarri son las otras candidatas a subir al podio general y por aparatos.

En conjuntos, Bulgaria (impresionante su ejercicio con cinco pelotas), Italia, Japón e Israel aspiran a aprovechar las dudas suscitadas por Rusia en las últimas competiciones para llevarse el oro. La campeonas olímpicas conservan de Río 2016 a Anastasia Maksimova y Maria Tolkacheva en un intento de prolongar su hegemonía.

Aquellas gimnastas que salgan de Bakú sin plaza olímpica no lo tienen todo perdido: otras cinco individuales y otros cinco conjuntos se clasificarán en sus respectivos torneos continentales de 2020.

mundodeportivo.com

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