En una declaración, el movimiento anunció que "restablece las antiguas garantías de seguridad al CICR en Afganistán e instruye a todos los muyahidines a allanar el camino para las actividades del CICR y tener presente la seguridad de los trabajadores y equipos de este comité".
La reanudación de las operaciones se hizo posible gracias a una serie de contactos y discusiones que las dos partes mantuvieron en la capital catarí, Doha.
Afganistán vive una situación de inestabilidad debido a los ataques que lanzan los talibanes y, desde 2015, el grupo terrorista ISIS (autodenominado Estado Islámico, prohibido en Rusia y otros países), pese a la fuerte presencia militar de EEUU y sus aliados.
Hasta ahora, los talibanes han condicionado el proceso de paz en Afganistán a la retirada de las tropasextranjeras e insisten en acordar el calendario de su repliegue con EEUU, no con el Gobierno afgano.
La Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán (Unama) documentó en los primeros seis meses de este año 3.812 víctimas civiles —1.366 muertos y 2.446 heridos— a causa de la continua violencia.
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