"El presidente Ghani condenó en términos enérgicos el ataque terrorista que inició con la detonación de un camión de Talibán en el barrio cívico de Kabul como resultado de la cual muchos civiles fallecieron o resultaron heridos", escribió el portavoz de la presidencia afgana, Sediq Sediqqi, en su cuenta de Twitter.

El 2 de septiembre, un vehículo cargado de explosivos detonó en el este de Kabul, cerca del complejo residencial Green Village que alberga las oficinas de empresas extranjeras, agencias de ayuda y organizaciones internacionales.

El portavoz del Ministerio del Interior afgano, Nusrat Rahimi, dijo que la explosión provocó el incendio en una gasolinera del área.

En el ataque, según él, participaron al menos cinco militantes que fueron abatidos por las fuerzas especiales.

Alrededor de 400 extranjeros fueron evacuados de la zona por la policía, agregó el portavoz.

Según el último balance, el ataque dejó al menos 16 muertos y 119 heridos.

El movimiento Talibán reivindicó el atentado al afirmar que apuntaba contra las fuerzas extranjeras.

El ataque se produjo durante la recta final de las consultas entre EEUU y los talibanesque están ultimando los detalles de un acuerdo para proceder a la reducción de la presencia militar extranjera en Afganistán y allanar así el camino para negociaciones entre las partes afganas con el fin de reducir la violencia y lograr una paz sostenible.

Afganistán vive una situación de inestabilidad debido a los ataques que lanzan los talibanes y, desde 2015, el grupo terrorista Daesh (autodenominado Estado Islámico, prohibido en Rusia y otros países), pese a la fuerte presencia militar de EEUU y sus aliados.

Hasta ahora, los talibanes han condicionado el proceso de paz en Afganistán a la retirada de las tropas extranjeras e insisten en acordar el calendario de su repliegue con EEUU, no con el Gobierno en Kabul.

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