"Minería, petróleo, agroindustria y la construcción de carreteras, construcción de hidroeléctricas y embalses, son las verdaderas amenazas de la Amazonía, los incendios y la deforestación son las consecuencias de esas actividades, y después del incendio seguirán", dijo a esta agencia la bióloga Tina Oliveira, investigadora del grupo de trabajo socioambiental de la Amazonía Wataniba.
La Amazonía es la selva tropical más grande del mundo, y sus casi 7 millones de kilómetros cuadrados, distribuidos entre Brasil, Perú (los que poseen mayor extensión), Bolivia, Colombia, Venezuela, Ecuador, Guyana, Guyana Francesa y Surinam, son el refugio de una biodiversidad única, y el hogar de casi 400 comunidades indígenas que dependen de su ecosistema para vivir.
El biólogo Edgard Yerena, profesor de Estudios Ambientales de la Universidad Simón Bolívar, explicó a Sputnik que aunque la amenaza en cada uno de los países varía, se trata de un comportamiento que se ha mantenido en los últimos 40 años.
"Cada país tiene su particularidad y hay políticas que no han cambiado, yo diría, que en 40 años, Brasil por ejemplo tiene una característica de ocupación del Amazonas, de ocupar todo lo que pueda, no es algo de derecha o de izquierda, todos tienen la misma línea, en el caso de los otros países es el oro, o en Ecuador, por ejemplo el petróleo", agregó.
Los que apuestan por el desarrollo de estas áreas, explicaron los expertos, solo ven en la Amazonía una tierra ociosa que es capaz de proveer madera, minerales, monocultivos como la soja, o una región con importantes reservas de agua para la agricultura o para producir electricidad.
Pero sostuvieron que este vasto territorio es esencial en el ciclo del agua y la eliminación de dióxido de carbono, y su perturbación puede provocar una alteración en la relación que tiene con la Cordillera de los Andes y el Océano Atlántico, afectando el clima mundial.
Brasil y la deforestación
Los datos satelitales aportados en las últimas horas por el Instituto Nacional de Investigación Espacial (INPE) mostraron 3.859 nuevos focos de fuego, de los cuales unos 2.000 se concentraron en la región amazónica de Brasil.
De acuerdo con esas cifras el 51,9% de los 88.816 incendios que se han registrados en Brasil en lo que va del año han sido en la selva tropical.
Yerena y Oliveira explicaron que es la consecuencia directa de la deforestaciónque tiene como objetivo ampliar las fronteras de la agroindustria.
"Si se pone en una balanza la destrucción es más extensiva en el área de la ganadería y agricultura semi industrial, son proyectos de empresas de capital que tienen la intención de producir intensivamente, convertir esas tierras para ganado, o para soja, u otras especies relacionadas con ganadería", comentó Yerena.
Los primeros que intervienen en la deforestación, explicó, son los madereros.
"Los madereros sacan la madera valiosa y luego el resto lo dejan para que lo tomen con tractores, luego lo apilan, lo dejan que se seque y a veces esperan un año a que se seque y luego lo queman, y es lo que estamos viendo en este momento, son las quemas de lo que tumbaron el año pasado, porque como es selva húmeda ese material no es combustible rápidamente, sino después de que seca", señaló.
Por su parte, Oliveira dijo que uno de los grandes problemas que enfrenta la Amazonía es que los gobiernos y la población no comprenden que más allá de generar ingresos por ganadería, cultivos, minería, explotación indiscriminada de los recursos naturales "se está perdiendo más".
"Si eliminas bosques estás perdiendo la posibilidad de que el año que viene o en los próximos 5 años el patrón de lluvias se mantenga, así como la capacidad de retener agua que va a los embalses para producir electricidad, está generando un gran impacto en la vida moderna", expuso.
Los ciclos del agua, o los del carbono, que tienen que ver con el efecto invernadero, no respetan límites, sostuvo la integrante de Wataniba.
"Es decir, lo que se está haciendo en la Amazonía tendrá un impacto en el mundo, especialmente en los procesos de desertificación y eso implica perder agua", acotó.
9 países, 9 responsables
Brasil es solo uno de los ejes de la Amazonía, y aunque la zona es la más extensa en ese país, el área está comprendida por otras naciones que también son golpeadas por el comportamiento del hombre.
En el caso de Venezuela, Surinam, Guyana y la Guyana francesa, el mayor daño lo está provocando la minería, explicaron los expertos.
La contaminación por mercurio, cianuro y otros químicos, no solo queda en el suelo de la Amazonía, sino que genera un impacto en la población, que ingiere agua o alimentos que han tenido contacto con estos agentes.
Además de la destrucción del ecosistema, se suman hechos de violencia, desplazamiento de comunidades aborígenes y el incremento de enfermedades como la malaria.
"El problema está en que crees que lo que estás ganando con una explotación irracional del espacio te está generando más de los que estás perdiendo. ¿Quiénes se benefician con eso? Pocos, y ¿quiénes pierden? Todos ¿Quién acaba pagando los gastos por daños ambientales? Los Estados, y a la larga el gasto siempre será mayor", dijo Oliveira.
En el caso de Perú, Ecuador y Colombia también la minería tiene un impacto, mientras que la exploración y explotación de petróleo o el gas en Bolivia se convierte en una de las amenazas más representativas.
Los investigadores consultados por esta agencia coincidieron que cada país que integra la región amazónica tiene responsabilidad en la alteración de su ecosistema, y concluyeron que los cambios que allí sucedan los afectarán a todos de manera directa.Sputnik
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