En este documento, el G7 "reafirma la existencia y la importancia de la Declaración conjunta chino-británica de 1984 sobre Hong Kong y pide que se evite la violencia".
"Expresamos nuestro malestar y protestamos enérgicamente por los pronunciamientos irresponsables de los líderes del G7 sobre Hong Kong", declaró en una rueda de prensa el portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Geng Shuang.
El diplomático subrayó que ningún Estado tiene derecho a entrometerse en la situación de Hong Kong, por tratarse de un asunto interno de China.
"Podemos resolverlo por nuestra cuenta", dijo Geng, tras señalar que más de dos meses de manifestaciones violentas en Hong Kong suponen un fuerte golpe para la imagen internacional, el orden y el imperio de la ley.
El detonante de las protestas que se iniciaron en Hong Kong el 9 de junio fue una controvertida ley de extradición que permitiría entregar a los prófugos de la justicia a Taiwán, Macao y China continental.
Los detractores de esta normativa temen la entrega de disidentes políticos a Pekín.
A mediados de junio, el Gobierno de Hong Kong suspendió la polémica ley, pero se negó a revocarla por completo, por lo que las protestas y los choques entre las fuerzas del orden y los manifestantes continúan.
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