Lleva tiempo cayendo y, a menos de una semana para el cierre definitivo del mercado, la arena que resta en el reloj que marca el margen del Barcelona para consumar el fichaje de Neymar es ya casi imperceptible. Consciente de ello, el club catalán ha puesto toda la carne en el asador para cerrar la contratación, y hoy, según advierte RAC1, se reunirá en París con la ejecutiva del PSG para dar la estocada definitiva.
Allí que irán Óscar Grau, director ejecutivo del Barça, Javier Bordas, Eric Abidal y André Cury, el intermediario de todas las operaciones que tienen brasileños de por medio. Bajo el brazo llevarán una oferta que pinta a definitiva, los 170 millones en los que la entidad que preside Bartomeu lleva tiempo atascada. Eso sí, como montante a liquidar en caso de ejercer una opción de compra opcional después de disfrutar del atacante brasileño mediante una cesión para esta temporada.
No parece dispuesto el PSG a desprenderse de quien llegó a París con la vitola de grandilocuente figura para un proyecto de la envergadura del que maneja Nasser Al-Khelaïfi, y la cosa tiene sentido. Regalar por un año a su cara más reconocible a un rival directo en la lucha por la Champions como el Barcelona para, una temporada después, tener la posibilidad de desprenderse de él por un precio 52 millones inferior al de su compra no parecen la mejor solución para un club obsesionado con su imagen, sabedor de que aceptar la propuesta del Barcelona dañaría seriamente su prestigio como proyecto solvente.
Como solución, según plantea 'Le Parisien', el Paris Saint-Germain propondrá una contraoferta que, en primera instancia, erradica la propuesta de cesión para este curso y, a renglón seguido, fija la cantidad a pagar en 100 millones de euros y le añade dos jugadores que son del gusto de la secretaría técnica del club francés y también de su entrenador, Tuchel. Se trata de Dembélé y Semedo.
Al primero hace tiempo que se le pone en la órbita del PSG. El habilidoso extremo formado en el Rennes encajaría a la perfección en el rol de sustituto inmediato de Neymar y, además, cumpliría dos premisas fundamentales para los intereses del equipo del Parque de los Príncipes: es una estrella de presente pero con margen para progesar y no opacaría, como sí hace el brasileño, el aura de estrella total que ya rodea a Mbappé. No pinta mal para el Barcelona, cansado de andar pendiente de la zozobra infantil de Dembélé, más pendiente de los videojuegos que de su rendimiento en el campo, por más que sea evidente el potencial que encierra.
El lateral, Semedo, reforzaría una posición coja desde la salida de Alves, insuficiente el concurso del belga Meunier, fichado después de una sensacional Eurocopa, para una plantilla que aspira a la excelencia. El problema aquí es que Valverde se cierra en banda, pues considera al defensa portugués un imprescindible en la plantilla, más aún después de devolver a Sergi Roberto al centro del campo este verano.
El Real Madrid, mientras tanto, aguarda tranquilo una oportunidad de mercado. Si la situación es insostenible y el PSG se ve obligado a dar salida a Neymar, los blancos estarían ahí para estudiar el caso.Siempre y cuando la operación no incluya a Vinicius, petición reiterada de los de París cada vez que desde el Bernabéu se ha preguntado por el atacante de Mogi das Cruzes.
abc