La Liga arranca este viernes a las 21.00 en uno de sus grandes santuarios (San Mamés) y con un duelo entre dos clubes que jamás se apearon de la élite (Athletic-Barça). Un clásico para abrir un campeonato que despega paticojo. Con Messi en la enfermería, Neymar en órbita, Coutinho en el escaparate... Y con Bale quién sabe dónde, lo mismo que James, Rodrigo Moreno o Correa. Demasiadas incógnitas hasta el 2 de septiembre, cuando concluidas tres jornadas se cierre el mercadeo. Tres semanas de preámbulo que marcarán el desenlace final del rastrillo, cuando cada equipo haya evaluado ya en partidos oficiales cuáles son sus carencias. A algunos, caso del Real Madrid, se le han visto los costurones durante su decepcionante pretemporada. A otros, de nada le puede servir lo planificado si Ernesto Valverde, gestor del Barça postNeymar, debiera ahora tramitar de sopetón el siguiente neymarato.
En la carrera por destronar al Barça de Messi, ganador de diez de las últimas 15 ligas, nadie parte más enchufado que el Atlético, en combustión todo el verano, donde dejó un 7-3 a su vecino que será pasajero en la memoria colchonera. Visiones de pretemporada, aunque queda por discernir si tendrá continuidad el Atlético genuino de Simeone, se impondrá el del impactante João Félix o una versión integral de ambos.
Si sobre Txingurri pesa la cruz de la Copa de Europa y sobre el Cholo su estilo pacato, la tarea de Zidane, el único de los 20 técnicos de Primera no latino, no se vislumbra menor respecto a la de sus colegas. Y hasta con mayor exigencia liguera, torneo que tan remolón vuelve últimamente al Madrid, solo triunfador en cuatro de las últimas 15. Con la jornada inaugural de Vigo a la vista (mañana, 17.00), lo más probable es que el francés alinee al equipo fetén de los últimos cursos más Hazard. ZZ se ve, por ahora, ante dos deseos incumplidos desde los despachos: no está Pogba, están James y Bale. Desde el palco presidencial lo ven de otro modo: el colombiano y el galés no se quieren ir y son aprovechables. También se sienten contrariados por el poco carrete que concede Zidane a jóvenes como Vinicius, Kubo y Rodrygo.
Mucho más inestable es la situación del Valencia, a punto de inmolarse desde Singapur cuando había remontado hasta regresar a la Champions y cantar bingo en la Copa. Por Sevilla, donde anida uno de sus principales oponentes, han rebobinado a los tiempos gloriosos de Monchi, un houdini de los bazares. El club ha invertido como nunca en once altas al servicio de Julen Lopetegui, alistado en su segunda temporada en la Liga. El Betis también ha optado por la mudanza tras la etapa de Setién, tan volcánica para la grada como productiva para la cantera y sonada por sus asaltos al Camp Nou, el Santiago Bernabéu y San Siro. Con Rubi al frente y el eterno Joaquín de mástil, otro Betis, el de Fekir y Borja Iglesias. Entre los aspirantes a Europa, quien no se ha tocado un pelo es el Athletic. Mientras, la Real, con Oyarzábal por bandera, se ha reciclado con el joven sueco Isak y el noruego Odegaard, que lleva años de becario del Madrid por distintos clubes.
Europa medirá la capacidad de resistencia de Espanyol y Getafe, equipos a los que tres competiciones les pueden resultar extenuantes. Para su lamento, liberado de aventuras continentales estará el Villarreal, otro de los que más se han remozado tras los vaivenes de la pasada temporada. En una Liga tan variopinta conviene enfatizar a dos equipos de autor: el Celta de Iago Aspas y el Eibar de Mendilibar. Aún queda para el Valladolid de Ronaldo, que busca asentarse en Primera tanto como el Leganés, el Levante y el Alavés. Con ellos competirán Osasuna, Granada y Mallorca, de vuelta a la gran pasarela.
A la espera de la baraja de Neymar, con el Barça ya en la subasta y el Real Madrid a la expectativa, el clásico estival se ha trasladado a un territorio menos seductor: las cancillerías de la Federación Española de Fútbol (FEF) y LaLiga. Querellas, dimes, diretes, amenazas... Un sainete que ha tenido en vilo a la clientela y a los clubes. Todos desolados al comprobar cómo se ponía en jaque un andamiaje por fin sólido desde que se impusiera la venta centralizada de los derechos de televisión y el control financiero. El órdago por las competencias lanzado desde la federación ya se ha cobrado el partido del lunes, tiene en armas a los clubes y a los operadores. Y en guardia a varios tribunales.
La afición da ejemplo
Con tal desmadre, no se certificó el calendario inicial hasta hace una semana. Incluso este jueves, la federación cómo procurar un indulto para los jugadores que arrastran una sanción desde la pasada Liga: Parejo y Gayá (Valencia), Elustondo y Diego Llorente (Real Sociedad), Maksimovic (Getafe) y Carvajal (Real Madrid). Hasta se ha puesto en el disparadero al nuevo sistema técnico del VAR a unas horas del inicio de la competición.
Por suerte, frente al duelo esgrimista entre federación y patronal, algunos clubes han ocupado parte de su tiempo en sellar un convenio colectivo para sus seguidores. Athletic, Real, Alavés, Eibar y Osasuna no cobrarán más de 25 euros a la afición visitante. Leganés y Osasuna han llegado más lejos: 10 euros. Hay ejemplos que aplaudir antes de que arranque ese motor de emociones que es el fútbol. Ya se sabe: lo más importante de lo menos importante.
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