Varios medios nigerianos informaron el lunes de que la cifra de víctimas mortales se ha elevado a 11 y la de heridos en 30, como resultado de la represión policial contra las personas que participaron en una marcha pacífica en los alrededores del Complejo de la Secretaría Federal en Abuya (capital) para exigir la inmediata excarcelación del líder musulmán Al-Zakzaky.

Al-Zakzaky y su esposa fueron detenidos en diciembre de 2015, tras una violenta redada policial en su residencia, en la ciudad norteña de Zaria, en el estado de Kaduna. Durante el brutal arresto, apoyado por fuerzas saudíes, tres de sus hijos perdieron la vida, su esposa sufrió heridas graves y más de 300 de sus seguidores fueron asesinados.

El Gobierno nigeriano, que tiene una estrecha relación con el régimen de Arabia Saudí, acusa al movimiento del prominente clérigo chií de incitar y crear inseguridad en el país africano como también provocar tensiones interreligiosas y por este motivo, ha clausurado en varias ocasiones los centros de actividad de este movimiento.

La violencia ejercida contra este movimiento ha hecho que en los recientes días, miles de nigerianos se hayan movilizado para reclamar la liberación de Al-Zakzaky y exigir a la comunidad internacional que intervenga y evite que el Ejecutivo nigeriano siga cometiendo impunemente sus crímenes contra el líder musulmán y sus partidarios.

El 9 de julio, las fuerzas de seguridad mataron también a dos partidarios de Al-Zakzaky en enfrentamientos registrados fuera de la Asamblea Nacional del país, después de que los indignados intentaran ingresar al recinto para registrar una demanda por la liberación de su líder.

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