Un grupo internacional de investigadores analizó una calavera de 33.000 años de antigüedad, con varias fracturas, y llegó a la conclusión de que las heridas aparecieron como consecuencia de actos de violencia que provocaron la muerte de la persona, reza un comunicado de la Universidad de Tubinga (Baden-Wurtemberg, Alemania), publicado este 4 de julio.
El cráneo analizado fue encontrado en 1941 en una cueva en el sur de Transilvania (Rumania), señala la revista PLOS ONE, donde fueron publicados los resultados del estudio.
"Hasta ahora se consideraba que estas fracturas aparecieron después de la muerte, como consecuencia de los procesos de erosión", afirmó Katerina Harvati, profesora del Centro de Evolución Humana y Paleoambiente de Senckenberg en la Universidad de Tubinga, quien lideró la investigación. Según sus declaraciones, un análisis con el uso de modernos métodos forenses permitió excluir la versión de que la fractura apareció después de la muerte.
De acuerdo con la publicación en la web de la universidad, las heridas aparecieron como consecuencia de dos golpes, uno de los cuales se asestó con un objeto parecido a una maza. "La magnitud de las heridas, así como la falta de señales de curación, apunta a un golpe con resultado de muerte", se indica.
Los especialistas opinan que la herida fue infligida durante un conflicto personal. "Nuestros resultados muestran que el comportamiento de los primeros europeos modernos incluía también conflictos violentos e incluso asesinatos", reiteró Harvati.
RT
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