La búsqueda de civilizaciones extraterrestres sigue sin dar frutos. Esta es la principal conclusión de un estudio que se acaba de enviar para ser publicado en las revista Astrophysical Journal, dirigido por Danny Price, y cuya metodología ha dado fruto a otro artículo enviado a Instrumentation and Methods for Astrophysics, y que ha que ha sido dirigido por Matthew Lebofsky. Junto a ellos se ha publicado la mayor base de datos de búsqueda de vida inteligente (SETI, en inglés) realizada hasta la fecha, y resultado de la iniciativa Breaktrough Listen, impulsada por el magnate Yuri Milner. Esta investigación permite afirmar que no se ha encontrado rastro de vida inteligente en las 1.327 estrellas más cercanas, en un radio de 160 años luz.
«Estos datos son un hito tremendo para el equipo del proyectoBreaktrough Listen», ha dicho Danny Price, astrofísico de la Universidad de California en Berkeley (EE.UU.), en un comunicado. «Hemos completado miles de horas de observaciones en estrellas cercanas, a lo largo de miles de millones de canales de frecuencia. Y no hemos encontrado ningún rastro de señales artificiales procedentes de más allá de la Tierra».
Los astrónomos han buscado varios tipos de huellas tecnológicas, marcas que una civilización avanzada pudiera dejar en el espacio, como transmisiones de radio. En esta ocasión, los investigadores han ido en busca de señales potentes limitadas a un rango estrecho de frecuencias y de huellas de láseres brillantes que pudieran ser usados para comunicaciones o sistemas de propulsión. El archivo elaborado también recoge datos procedentes de las observaciones deFRB 121102, el primer estallido rápido de radio detectado, y señales procedentes del asteroide interestelar Oumuamua.
¿Significa esto que no hay vida?
Por desgracia, aunque se captaron miles de señales interesantes, se confirmó que todas ellas procedían de fuentes terrestres, como satélite humanos. Pero, según ha dicho Danny Price: «Esto no significa que no haya vida inteligente ahí fuera: puede que todavía no hayamos mirado en el lugar adecuado, o que no hayamos investigado con la suficiente profundidad para captar las señales más tenues». Además, es posible que no se haya rastreado las frecuencias adecuadas o que estas queden ocultas por las interferencias de las transmisiones terrestres.
La búsqueda ha sido llevada a cabo gracias a la iniciativa Breakthrough, una campaña de 10 años y de 100 millones de dólares de presupuesto, que arrancó en 2015 con el apoyo del magnate ruso Yuri Milner. Entre sus proyectos se encuentra Breaktrough Listen, un programa que busca huellas tecnológicas creadas por civilizaciones extraterrestres avanzadas, gracias a los datos recogidos por dos de los mayores telescopios del planeta: el Green Bank (en Virginia Occidental, EE.UU., y con un plato de 100 metros) y el Parkes (situado en Australia y con un diámetro de 64).
La búsqueda sigue
A pesar del resultado negativo, los científicos han dicho que pretenden intensificar y extender la búsqueda de civilizaciones extraterrestres. «No estoy para nada desanimado», ha dicho en Gizmodo Andrew Siemion, coautor de uno de los estudios: «Estos resultados nos ayudarán a hacer futuros análisis que tendrán unos límites aún más rigurosos (...) y que nos darán una mejor oportunidad para detectar algo ahí fuera».
De hecho, los científicos del proyecto Braecktrough Listen esperan aprovecharse de la potencia del telescopio MeerKAT, que se instalará en Sudáfrica, y que consiste en un observatorio de 66 antenas de 13,5 metros. Gracias a eso, está previsto que el proyecto complete un rastreo de transmisiones extraterrestres en más de un millón de estrellas de nuestro vecindario. También se pretende rastrear el plano de la Vía Láctea y 100 galaxias cercanas.
El sondeo más masivo hasta la fecha
El lote de datos que se acaba de publicar, junto a los dos artículos presentados, es el mayor recopilado hasta ahora en el campo de la búsqueda de vida inteligente, y ha quedado disponible para el público y otros investigadores. En total, estos datos engloban un petabyte de información (un millón de gygabites, más o menos el equivalente a 200.000 películas en formato Blu-Ray). Recogen la información recogida en longitudes de onda visibles y en el rango óptico de cientos de estrellas situadas en un radio de 160 años luz.
El sondeo que se acaba de publicar se ha basado en la capacidad de los sistemas de inteligencia artificial para filtrar las señales extraterrestres de forma automática. Un primer filtro descartó las interferencias y un segundo descartó las señales que no procedían de un punto concreto del cielo. Así se pudo escuchar por separado a cada estrella en busca de posibles transmisiones.
Según ha dicho en Live Science Jason Wright, astrofísico en la Universidad Estatal de Pensilvania (EE.UU.), no implicado en el trabajo, gracias a la base de datos publicada cualquiera puede ahora repasar los datos para buscar algo que se pueda haber pasado por alto.
Este astrofísico calculó en el pasado que la cantidad de datos que se han procesado hasta ahora en la búsqueda de vida inteligente en la galaxia, en comparación con el total de los que existen: según sus estimaciones, lo conocido equivale a comparar el agua de una bañera con el agua de todos los océanos. Sin embargo, este último lote añade una bañera al total de lo conocido, al menos en el rango de las ondas de radio.
«Creo que este sería uno de los mayores descubrimientos que la humanidad podría hacer».
La búsqueda, estéril hasta el momento, es cara y compleja, pero tiene una gran recompensa: la de encontrar huellas de una civilización alienígena, y quizás abrir la puerta a comunicarse con ella: «Creo que este sería uno de los mayores descubrimientos que la humanidad podría hacer», ha dicho Danny Price.
Sea como sea, aparte del proyecto Breaktrough Listen, la iniciativa impulsada por Yuri Milner también incluye el proyecto Breakthrough Starshot, que pretende desarrollar pequeñas sondas espaciales capaces de llegar hasta estrellas vecinas.
Abc
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