Muchas veces se ha dicho que Wall Street representa a las élites y no al ciudadano de a pie, al conocido comoMain Street.

Esta consideración tuvo ayer un nuevo ejemplo para su refuerzo en la práctica. El índice Dow Jones se disparó al alza al difundirse uno de los peores informes del mercado laboral estadounidenses en los últimos tiempos.

El tremendo retroceso en las contrataciones –sólo 75.000 frente a las 180.000 vaticinadas– y la ralentización en el incremento de los salarios –el 3,1% anualizado se esperaba que creciera al 3,2%– fue celebrado en el parquet bursátil. Este es otro mundo.

Los analistas entendieron que este mal dato abre las puertas a que la Reserva Federal (Fed o banco central estadounidense) se plantee de inmediato, incluso en la reunión de este junio, un recorte de los tipos de interés. Existe el temor de un frenazo económico ante la guerra comercial lanzada por la Casa Blanca.

Recesión o no, la guerra comercial de Trump parece propulsar el enfriamiento.

El presidente Donald Trump lleva tiempo presionando, bajo la premisa de que la Fed, dirigida por Jerome Powell, al que él nombró, ejerce de tapón a sus esfuerzos de expansión.

Acecha la incertidumbre. Una de las señales de esta circunstancia se expresa en la prudencia y cautela mostrada en los negocios en general a la hora de ampliar plantillas. Las contrataciones aflojaron en prácticamente todos los sectores clave y cayó de forma clara en el sector minorista.

Sin embargo, también hubo un lado positivo. El índice de paro se mantuvo en el 3,6%. Este es el nivel más bajo en 49 años, mientras que un criterio más amplio, que incorpora a los trabajadores temporales, está en los términos equivalentes a hace dos decenios.

Este porcentaje no varió, pese a que también se revisaron a la baja las cifras de empleos creados en marzo (de 189.000 a 153.000) y en abril (de 263.000 a 224,000). En total, un saldo negativo de 75.000, lo mismo que se ha creado a lo largo del pasado mes.

Este informe laboral de mayo relanza más el temor de que la economía entre en fase crítica. La causa principal se encuentra en los daños de la guerra comercial que la Administración Trump mantiene con China y la potencial amenaza de abrir otro frente con la imposición de aranceles a México a partir del lunes.

Este indicador de enfriamiento se produce justo cuando se cumplen diez años de la salida de la gran recesión. Ha sido una década de crecimiento continuado, algo sin antecedentes en la historia de la economía de EE.UU.

Diversos expertos remarcaron que este frenazo no significa necesariamente que se entre en una nueva etapa de recesión.

Pero este encogimiento del mercado laboral, el segundo en cuatro meses, sugiere un debilitamiento y la posibilidad de un cambio de ciclo. Esas voces subrayaron que la caída de contrataciones ofrece una imagen real de desaceleración.

Lavanguardia

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