Socialistas y liberales contra Weber

  29 Mayo 2019    Leído: 650
Socialistas y liberales contra Weber

El centroizquierda se alía para frenar el monopolio actual del PPE

El candidato popular, Manfred Weber arrastraba un punto débil desde el principio; arrancó la carrera para conseguir la presi­dencia de la Comisión Europea (CE) con un lastre a la espalda, su falta absoluta de experiencia ­ejecutiva.

No le ayudaron tampoco los resultados del domingo, que si bien colocaron a su familia política, los populares, como primer grupo, fue a costa de un desgaste considerable; y ayer con­tinuaron sus problemas al constatarse la ofensiva en marcha coordinada por socialistas y liberales dispuestos a acabar con lo que consideran un monopolio del Partido Popular Europeo (PPE) en los puestos de más respon­sabilidad de la Unión Europea. Ayer por la mañana, Weber sufrió un tropiezo cuando el Par­lamento Europeo, a diferencia de hace cinco años, ni puso un nombre sobre la mesa –en el 2014 fue el de Jean-Claude Juncker– ni consiguió unanimidad en la defensa del procedimiento de los spitzenkandidaten, los candidatos para presidir la CE.

Los liberales se desmarcaron de la fórmula. El presidente del grupo liberal, Guy Verhofstad, justificó su oposición por lo que considera incoherencia del procedimiento de estos candidatos principales cuando no se compagina con listas electorales transnacionales. “El PPE defiende el procedimiento de los Spitzenkandidaten, pero desgraciadamente ellos mismos mataron su legitimidad cuando votaron contra las listas transnacionales. Un spitzenkandidaten que no puedes votar en el conjunto de la Unión Europea simplemente no es serio”, escribió Verhofstad en un tuit.

Verhofstad se refugió en uno de los puntos débiles del procedimiento de los candidatos prin­cipales que se intenta presentar como una elección prácticamente directa del presidente de la ­Comisión Europea, cuando dista de serlo. Pero, razonamientos al margen, lo que se intuía detrás de su tuit es la larga mano del pre­sidente francés, Emmanuel Macron, el gran opositor de este procedimiento y quien, al llegar a la cumbre europea, lanzó más dardos contra Weber.

Lo hizo al declarar que al frente de la Comisión Europea quería a alguien “con experiencia y credibilidad” para poder encarnar la renovación y los cambios en la política europea. Por si había dudas de que en sus palabras descartaba implícitamente a Weber, al mencionar a posibles candi­datos citó a Barnier, Vestager y Tim­mermans, nadie más.

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, también dio su apoyo pleno a Timmermans, con lo que se posicionó a favor del procedimiento de los candidatos principales, pero en contra del candidato popular. Otro socialista, el portugués Antonio Costa, descalificó a Weber al exigir que el próximo pre­sidente de la CE tenga una “fuerte experiencia ejecutiva nacional y europea”, una fórmula que ­dejaría fuera a Weber, que nunca ha ejercido esta función. Ingeniero de profesión, se presenta como “constructor de puentes” en política y con el aval de su experiencia en el Parlamento Europeo, donde ha desarrollado gran parte de su carrera política. Es su punto fuerte, el conocimiento del entramado dela UE, pero también el débil, pues no ha salido de la burbuja de Bruselas.

Por supuesto que Weber también recogió sus apoyos, e importantes. Entre otros, el de la can­ciller alemana, Angela Merkel, aunque fiel a su estilo no puso excesiva pasión en la defensa. “Estoy contenta porque, como can­ciller de una gran coalición en Alemania, puedo decir que todos los socios de la coalición apoyamos el tema del candidato principal. Como es normal en una coa­lición yo apoyo a Weber, pero no lo hacen todos los socios”.

Lenguaje moderado de Merkel, aunque es cierto que lo importante de la canciller no suele ser tanto la pasión con que defiende una postura, sino la resiliencia con que la mantiene contra viento y marea cuando lo considera un tema esencial, lo que, en este caso, veremos pronto.

En concreto, además del baile de nombres, más en los márgenes que en el interior de la reunión, en esta cumbre lo que se ha fijado son los criterios generales con los que Donald Tusk, el presidente del Consejo Europeo, tiene que moverse ahora para consensuar un nombre con los jefes de gobierno, y con vistas a que el nombre en cuestión acabe recibiendo también la aprobación del Parlamento Europeo, un último paso indispensable.

Incluso dentro del propio Consejo ­Europeo la elección puede ser compleja. Además de los grandes, hay muchos intereses en juego en el reparto de cargos. A parte del presidente de la Co­misión, están por decidir los ­presidentes del Consejo y del Parlamento, además de la Alta Representante y el gobernador del BCE. Un puzle difícil de en­cajar, en el que cada país apro­vecha para potenciar a sus can­didatos o intentar conseguir algún beneficio colateral. Puede facilitar la decisión el hecho que no sea necesaria la unanimidad, sino que la aprobación sea por ­mayoría calificada, lo que da menos margen al bloqueo, pero aún así, son muchos los obstáculos.

Los jefes de gobierno siguen sin aceptar el sistema de losspitzenkandidaten, pero quieren evitar un enfrentamiento con el parlamento. Donald Tusk negó cualquier automatismo, pero reconoció que la persona elegida para ocupar la presidencia de la CE deberá contar con el apoyo tanto de los jefes de gobierno como del parlamento, por lo que tendió puentes, y se ofreció a reunirse con la Conferencia de Presidentes de la eurocámara. “Ser un candidato principal no es una descalificación. Al contrario, puede aumentar sus posibilidades”, dijo el presidente del Consejo Europeo.

Por otro lado, Tusk se refirió al Brexit, que considera que motivó el voto en favor de las fuerzas proeuropeas el domingo “Estoy convencido que la razón por la que mucha gente votó a una mayoría proeuropea es también el Brexit…. el Brexit es una vacuna contra la propaganda anti-UE, y contra las fake news”, dijo el presidente del Consejo Europeo.

lavanguardia


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