Pero el presidente Recep Tayyip Erdogan ha querido remarcar la importancia de instalar el armamento y, al mismo tiempo, ha defendido la relación que mantiene con Rusia.
Turquía insiste en que el trato con los rusos ya está hecho y no hay vuelta atrás. El titular de Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, ha indicado que la oferta de Rusia fue la que mejor se adecuaba a sus necesidades de Defensa.
Por su parte, el secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Jens Stoltenberg, ha huido de cualquier responsabilidad en caso de represalias.
Turquía también forma parte del proyecto de avión de combate F-35. Un proyecto que lleva el sello norteamericano y donde Turquía tiene una importante participación y ha comprado varias unidades.
Los Estados Unidos ven en ello una oportunidad para amenazar al país eurasiático con no entregarlas. En cuanto a las especulaciones sobre una hipotética expulsión del país eurasiático de la Coalición, los analistas insisten en que Turquía conoce es el mejor conocedor de una región donde la OTAN tiene fuerte presencia.
En Bruselas también insisten en la importancia del gigante turco en el proyecto de la Alianza Transatlántica y no contemplan, en ningún caso, su salida.
Absolutamente nadie pone en duda el importante papel que juega Turquía en la OTAN. Y mientras los Estados Unidos presionan al que representa, en términos cuantitativos, el segundo mayor ejército de la Alianza, los hechos parecen constatar que a finales de julio Turquía gozará de armamento de última generación que tendrá el objetivo de proteger sus fronteras.
HispanTV.es
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