"Como dice el dicho, la fruta prohibida siempre es más dulce. Los extranjeros quieren aprender más sobre el país que EEUU tanto desea esclavizar con sanciones. Además, la caída de la moneda iraní ha hecho que el país sea más barato para los extranjeros", contó a Sputnik el propietario de la compañía de viajes iraní Persepol, Amir Mousavi.
Según sus declaraciones, con más de 50 millones de musulmanes que viven en Rusia hay una gran demanda de viajes a Irán de tipo halal, un especie turismo que presta servicios conformes con las enseñanzas y principios del islam.
En este aspecto, hay que recordar que solo aproximadamente la mitad de ellos son rusos, los otros son migrantes del Cáucaso y Asia Central.