El intercambio de los periodistas duró más de tres horas en la frontera siria

  09 Mayo 2016    Leído: 380
El intercambio de los periodistas duró más de tres horas en la frontera siria
Relato de cómo fue liberación de Pampliega, López y Sastre tras 10 meses secuestrados por Al Qaeda
Más de tres interminables horas, desde las 17.00 hasta casi las 20.30 hora local, duró el proceso de intercambio de Antonio Pampliega, José Manuel López y Ángel Sastre, los tres periodistas españoles secuestrados hace 10 meses en Siria. Fue en un lugar escarpado de la frontera entre la provincia turca de Hatay (cuya capital es la antigua Antioquía helenística) y la siria de Alepo. A un lado, los secuestradores del Frente Al Nusra con sus rehenes; al otro, militares turcos y personal del servicio secreto CNI y del Ministerio de Exteriores. En medio, cruzando la tierra de nadie, los intermediarios locales.La escena recuerda a los intercambios de espías del Checkpoint Charlie en el Berlín de la Guerra Fría. Con toda la tensión acumulada y el temor a que un imprevisto lo estropeara todo en el último momento, a pesar de que hasta el último detalle estaba acordado desde días antes. Sucedió el sábado por la tarde y los rehenes eran tres periodistas españoles en manos del Frente Al Nusra, la filial siria de Al Qaeda, desde el pasado 12 de julio.


Después de comer, los secuestradores condujeron a Pampliega, López y Sastre hasta la frontera con Turquía, a unos 50 kilómetros de la ciudad siria de Alepo, donde fueron capturados 10 meses antes. Aunque durante los tres primeros meses de cautiverio todos estuvieron juntos, Pampliega fue separado luego de sus dos compañeros y los tres no volvieron a reunirse hasta el pasado sábado.

Sobre las cinco de la tarde, los yihadistas y sus rehenes se detuvieron en la parte siria de la frontera, mientras al otro lado les esperaban desde horas antes funcionarios españoles escoltados por militares turcos. Enmedio, unos 30 metros de tierra de nadie que, bajo la intensa lluvia, recorrieron, en un permanente trasiego, notables locales en el papel de correveidiles.

Lo primero fue comprobar que se trataba, efectivamente, de los tres periodistas y que los secuestradores no intentaban colar gato por liebre. Con ayuda de un teléfono móvil, los funcionarios españoles plantearon a los periodistas preguntas personales transmitidas por sus familiares cuyas respuestas solo ellos podían conocer.

Verificadas sus identidades, los reporteros fueron cruzando de uno en uno al lado turco escoltados por los intermediarios. El recelo de los yihadistas, que comprobaban todos los detalles antes de liberarlos, hizo el proceso interminable. Cuando concluyó, ya había caído la noche.

Solo entonces, los funcionarios españoles comunicaron a Madrid que los periodistas estaban sanos y salvos, ya en un lugar seguro. La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, de la que depende el CNI, habló con ellos. También pudieron hacerlo con algunos familiares, que no escuchaban sus voces desde diez meses antes. A las 20.36 (una hora más en Turquía) un teletipo de la agencia oficial Efe hizo pública su liberación.

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