El Reino Unido investiga desde diciembre un brote con al menos cuatro casos de una variante de la gonorrea resistente a casi todos los antibióticos. Las autoridades de ese país sitúan el origen en Ibiza, ya que los infectados —todos británicos— viajaron durante el pasado verano a la isla o mantuvieron relaciones sexuales con personas cuya infección estaba vinculada con ella, según un estudio que aparece en la revista de salud pública Eurosurveillance.
La enfermedad —de transmisión sexual— afecta a genitales, boca y recto, que pueden doler o supurar. Se calcula que la contraen más de 106 millones de personas al año, según la OMS. En España se registraron más de 5.000 casos el año pasado.
La cepa implicada es la FC428, surgida en China o el sudeste asiático y que hasta ahora solo había causado casos esporádicos fuera de ese continente. Este brote es el primer registro de “transmisión local sostenida” en Europa de la cepa, según la agencia de Salud Pública de Inglaterra (PHE, por sus siglas en inglés). La Consejería de Sanidad de Baleares asegura que no ha registrado ningún diagnóstico de FC428.
GONORREA MULTIRRESISTENTE A LOS ANTIBIÓTICOS
El primer caso fue detectado en octubre en una clínica de salud sexual del Reino Unido. La paciente, que sufría molestias en el aparato urinario, explicó que en agosto había pasado unos días de vacaciones en Ibiza, durante los cuales mantuvo relaciones sexuales sin protección con más de un compatriota.
La mujer se curó tras recibir una dosis de 500 miligramos de ceftriaxona por vía intramuscular y otra oral de un gramo de azitromicina, por lo que su caso no llamó inicialmente la atención. Fueron los cultivos posteriores los que revelaron que la bacteria gonocócica era inmune al primer antibiótico y tenía una resistencia intermedia al segundo.
Un mes más tarde, una segunda mujer acudió a realizarse un chequeo a otra clínica del Reino Unido. Aunque no presentaba ningún síntoma, explicó que había mantenido relaciones sin protección con un hombre que había pasado el verano en Ibiza. Los análisis mostraron que la mujer era portadora de la bacteria. Las pruebas posteriores demostraron que el patógeno que había infectado a ambas mujeres era el mismo.
El vínculo era la pareja sexual del segundo caso, que también “había tenido relaciones con la red de contactos del primer caso”, según el estudio del PHE. Curiosamente, este hombre dio negativo en los análisis. Los investigadores consideran que “lo más probable es que él sea la fuente de infección del segundo caso y que haya eliminado la infección de forma espontánea”.
La bacteria resultó mucho más difícil de eliminar en esta ocasión. La mujer recibió primero una dosis de un gramo de ceftriaxona. Pese a ello, días más tarde empezó a sufrir molestias en la zona rectal, que no remitieron tras la administración de otros dos antibióticos (azitromicina y gentamicina). Finalmente, fueron necesarias tres dosis de otro antibiótico (ertapenem) por vía intravenosa en días sucesivos para que la bacteria desapareciera.
El cuarto infectado del brote es otro hombre, con quien la mujer del segundo caso mantuvo relaciones cuando aún estaba asíntomática. También fue tratado con tres dosis de ertapenem por vía intravenosa.
Elpais
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