El secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Saeb Erekat, emitió el jueves una declaración en la que pedía a la comunidad diplomática que “no se dedique a ningún tipo de relación formal o colaboración” con la nueva unidad de asuntos palestinos, que asumirá presuntamente la responsabilidad del consulado estadounidense en Al-Quds (Jerusalén).

El cierre programado del lunes del consulado de Al-Quds por Washington se considera por los palestinos como un nuevo asalto a la perspectiva de una solución del conflicto israelo-palestino.

El cambio entrega la autoridad sobre los canales diplomáticos de EE.UU. con Cisjordania ocupada y la asediada Franja de Gaza al embajador de EE.UU., David Friedman, partidario de la expansión de los asentamientos ilegales israelíes y crítico feroz de los líderes palestinos.

Otro alto funcionario de la OLP, Taysir Jaled, ha argumentado que la decisión de Washington también pretende aumentar las posibilidades de que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, actualmente imputado en tres casos de corrupción, gane las próximas elecciones.

Por su parte, el Frente Democrático para la Liberación Palestina (FDLP) aclaró el domingo que tal medida se enmarca en el plan de paz de Trump para el Oriente Medio conocido como el “acuerdo del siglo”, un plan rechazado por los palestinos.

Cuando el secretario de Estado de los EE.UU., Mike Pompeo, lo anunció por primera vez en octubre, Erekat calificó la medida como “el último clavo en el ataúd” para el papel de los EE.UU.

Palestina ya está indignada con Washington por reconocer a Al-Quds como la capital del régimen de Israel y ha estado boicoteando a EE.UU. desde el anuncio de Trump en diciembre de 2017. Los palestinos, a su vez, cortaron la mayoría de los lazos con la Administración estadounidense por llevar a cabo políticas discriminatorias.

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