Estadio Santiago Bernabéu. Son las dos de la mañana del 6 de marzo de 2019. La sala anexa al palco del coliseo madridista tiene la luz encendida todavía. Florentino Pérez analiza junto a sus ayudantes de confianza la crisis del club. Llevan casi tres horas de reunión. Es el aniversario más amargo en los 117 años de historia del Real Madrid, que en un espasmo ha dejado de ser el rey de Europa durante mil y once días para recibir más críticas en una noche que en setenta y cuatro años de leyenda.
El presidente, José Ángel Sánchez y varios de sus consejeros con mayor crédito alcanzan un punto de coincidencia: Zidane es el hombreidóneo para atajar esta crisis del equipo y realizar el cambio general que requiere la plantilla.
Los refuerzos de Zidane. Un ariete. El año pasado sabía que Cristiano se iría y consideraba necesario la contratación de un «nueve» rematador de nivel internacional que ahora es un objetivo imprescindible
Los dirigentes de la entidad reflexionan que es un entrenador que respetan los futbolistas, conoce la personalidad de la empresa, es querido por la prensa y ya advirtió el 31 de mayo del año pasado, unos días después de ganar su tercera Champions consecutiva como preparador, que este grupo necesitaba savia nueva porque el gen ganador se agotaba tras cuatro Copas de Europa, otra decena de títulos y un desgaste físico y mental extraordinario. Los hechos le han dado la razón.
Zidane estuvo hace cinco días en el palco del Bernabéu para presenciar el clásico liguero. Ahora, el Real Madrid ha contactado con el francés para ofrecerle el cargo de dirigir este golpe de timón con los cambios que necesita el plantel. Incluso llegaría ahora mismo al puesto si quisiera gestionar estos tres últimos meses de la temporada actual para enderezar el rumbo y serenar el ambiente con su trabajo privado y esa sonrisa pública que rebaja tantas tensiones.
Un central: Zidane soportó la temporada anterior los problemas de la falta de un central de galones cuando Ramos y Varane fueron baja. La marcha de Vallejo debe significar la llegada de un «stopper» de calidad
«Zizou» no ha contestado aún su decisión. Joachim Low, Mauricio Pochettino, Massimiliano Allegri y José Mourinho son las otras opciones. En principio, el francés no deseaba venir ahora porque prefiere que el Real Madrid ataque directamente un capítulo de bajas que está muy definido. Pero sí medita ser el futuro responsable del equipo a partir en mayo, una vez acabada la Liga. El marsellés no desea introducirse ahora en una batalla de nombres que ya evitó el verano pasado con jugadores con los que había brindado tantas veces por tantos títulos.
Zidane apoya la llegada de Hazard porque aportaría soluciones incisivas por las bandas
El club asume que debe ser la entidad la que aborde una actuación dura, los descartes, que tiene los candidatos marcados. Los primeros son Bale, Marcelo, Isco y Kroos. No olvidemos que Bale también acabó sin hablarse con Zidane la temporada anterior y ya advirtió en la final de Kiev que pensaba marcharse, pues era suplente, hasta que el adiós de Cristiano le quitó ese pensamiento de la cabeza. Ahora tampoco hace caso a Solari, quien tuvo que apremiarle varias veces el miércoles para que saltara al campo frente al Ajax. Junto a esos cuatro candidatos, el futuro de Modric y de Keylor dependerá de las ofertas y de las propias posturas de los dos veteranos. Y nombres como Mariano y Ceballos estarán a expensas de propuestas y de fichajes. Porque habrá varias adquisiciones importantes en el Real Madrid.
Un medio de ataque: «Zizou» quiere un centrocampista que dispare a puerta, una solución extraordinaria de remate que el Real Madrid no tiene, pues Kroos y Modric no lo son
Los agentes FIFA, secos durante un lustro de grandes operaciones con el equipo que rompía el mercado, se frotan la cartera con la inminente primavera blanca. Presumen que el campeón destronado en Europa tiene que ir al mercado para intentar reconquistar el imperio. Y los representantes ponen su teléfono virtual en la esquina del Bernabéu antes de una reforma del estadio que se la llevará físicamente por delante.
Silencio y trabajo en Valdebebas
Deprisa, deprisa, ayer varios intermediarios internacionales se postulaban para dialogar con representantes de futbolistas interesantes. Otros querían volver a la carga con los agentes de Hazard y Eriksen. Solo han pasado unas horas del fiasco y en el aniversario del club, sin velas que soplar, los apoderados se colocaban para acometer operaciones de calado.
Mientras la entidad contactaba con Zidane, la plantilla se ejercitaba en Valdebebas bajo el aguacero y bajo un silencio casi sepulcral. No hubo charlas el día después. Lo que tenían que decir ya había quedado patente en la noche aciaga. Es hora de callar y de «ser una piña para remar juntos hasta el final de la temporada», señalaba un profesional de la casa. Mantener la plaza de Champions y mejorarla, si es posible, es el reto, pues el Real Madrid tendrá desde hoy un partido cada siete días. Cuentan con el desgaste del Barcelona y el Atlético en la Champions, pero la bala en contra del conjunto blanco será enfrentarse al veredicto del Bernabéu ante cada fallo.
Las reuniones en el Bernabéu serán desde ahora más mediáticas que el trabajo discreto en la ciudad deportiva. En el estadio se dirimirá el futuro de varios futbolistas puestos en la picota. Zidane manejaría bien esta situación de crisis del equipo en la actualidad. Sería un sedante para el club. Evitaría la ira del graderío y provocaría los aplausos de la esperanza.
Abc