El encargado del proyecto de EE.UU. para derrocar al Gobierno de Venezuela, Elliott Abrams, planteó el martes la posibilidad de imponer sanciones secundarias contra ciudadanos o entidades no estadounidenses vinculadas al Gobierno venezolano, presidido por Nicolás Maduro, pero aclaró que todavía no se había tomado una decisión al respecto.
“No hemos hecho eso todavía, sanciones secundarias, es claramente una posibilidad”, dijo Abrams, precisando que “dependería de la conducta” del Gobierno venezolano a lo largo del tiempo.
Por otro lado, el funcionario estadounidense —implicado en mortíferas operaciones de desestabilización y “cambio de régimen” en Latinoamérica desde los años 80, así como en la intentona golpista de 2002 contra la Presidencia venezolana de Hugo Chávez— aseguró que será difícil que Maduro tenga algún papel o labor en la construcción de una “Venezuela democrática”.
Sin embargo, Abrams admite que en última instancia serán los venezolanos quienes decidan sobre el futuro papel de Maduro, pero esta declaración contradice en la práctica las medidas agresivas de EE.UU. en contra la voluntad de la nación venezolana, que reeligió en mayo a Maduro como presidente legítimo de su país.
Elliott Abrams, una de las figuras más destacadas de la corriente belicista republicana de EE.UU., denominada “neoconservadora”, fue designado representante especial de los EE.UU. para Venezuela el pasado 25 de enero, dos días después de la autoproclamación como “presidente encargado” de Juan Guaidó, que era el jefe de la Asamblea Nacional (AN) venezolana, de mayoría opositora y en desacato desde 2016.
Washington reconoció al golpista Guaidó e inició una brutal campaña para derrocar a Maduro, legítimo presidente del país. Este volvió a subrayar el martes que su país hará fracasar las conspiraciones y agresiones del imperialismo estadounidense.
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