El mapa del exilio y destierro republicano español en Londres

  04 Marzo 2019    Leído: 839
El mapa del exilio y destierro republicano español en Londres

Con motivo del 80º aniversario del éxodo provocado por la Guerra Civil, se edita un libro que recupera a intelectuales que se vieron obligados a "habitar en los márgenes de la historia"

Antonio del Corro llegó huyendo de la Santa Inquisición. José María Blanco White escapó del fanatismo y de la intolerancia. Manuel Chaves Nogales buscó "la última tierra de hombres libres" tras la guerra civil y la "agonía" de Francia. Esteban Salazar Chapela combatió la melancolía ante "La Venus del Espejo" de Velázquez en la National Gallery...

Todos ellos fueron trazando un imaginario de rutas con resonancias españolas en el laberinto de Londres: del árbol solitario de Guernica en Somers Town a la calle de la Prensa en Fleet Street, de las tertulias del British Coffe House a las Charlas de la BBC. Sin olvidarnos de las naranjas amargas sevillanas que llegaban puntualmente a la Holland House de Kensington o de las bombas que caían sobre Bloomsbury, la patria chica de los exiliados.

"Londres fue la ciudad refugio para muchos españoles desde el siglo XVI, pero especialmente en los siglos XIX y XX", recalcaLuis Méndez Rodríguez, director de Cultura y Patrimonio de la Universidad de Sevilla. "Teníamos una deuda moral con todos ellos y ha llegado el momento de saldarla, de recuperar esa memoria olvidada con una cartografía emocional y humana".

'Rutas del exilio español en Londres' da título a esa especie de "atlas del destierro", al rebufo del 80 aniversario del exilio republicano y con la colaboración del Instituto Cervantes. El libro es, ante todo, un homenaje a "los heterodoxos condenados a habitar en los márgenes de la historia" (en palabras de la escritora Eva Díaz Pérez). Pero también una invitación a acercarse a Londres con otra mirada, a quitarle el lodo, la humedad y la nubosidad invariable, y a reconocer que aquí se habló siempre "el lenguaje de la libertad".

Uno cierra los ojos y casi cree ver en la anchura del Támesis el luminoso reflejo del Guadalquivir. Sorprende de entrada la secular conexión entre la capital de las brumas y la ciudad del embrujo, de Blanco White a Chaves Nogales, de ahí la implicación de la Universidad de Sevilla en este laborioso proceso de desenterrar el destierro.

A orillas del Támesis, por cierto, se encuentra el cementerio de North Sheen, y allí hay una tumba sin lápida, marcada por el tocón de un viejo árbol que había a sus pies y donde ocasionalmente aparecen algunas flores. Ahí yacen desde 1944 los restos del gran cronista y escritor sevillano Manuel Chaves Nogales, protagonista de la exposición en la Europe House que abre el fuego de actos en memoria del exilio londinense.

"Si mi abuelo levantara cabeza, no entendería todo este revuelo", reconoce Anthony Jones, nieto del autor de 'A sangre y fuego', 'La agonía de Francia', 'El maestro Juan Martínez que estaba allí' o 'Juan Belmonte, matador de toros'. "Mi abuelo siempre quiso ser testigo y no protagonista. Su labor era la de observar y en todo caso advertir ante los peligrosos giros de la historia, en los albores del nazismo y del comunismo. Las pocas veces que le escucharon levantar la voz era cuando decía a mi abuela: "¡Ana, corta el jamón que viene Belmonte!"".

"Reflexionad". Ese es el mensaje y el legado de Chaves Nogales al cabo de más de siete décadas, en palabras de su nieto. "En plena Segunda República, escribió un libro titulado '¿Qué pasa en Cataluña?' sobre la dinámica secesionista. En el libro hay una fábula de dos campesinos que, disputándose una vaca, compiten por ver quién se traga un sapo. Algo así es lo que está pasando entre España y Cataluña. Sorprende leerlo a estas alturas, al igual que todo lo que escribió sobre el futuro de Europa".

"Siempre pensé que los revolucionarios son una especie tan perniciosa como los reaccionarios", escribió en su día Chaves Nogales, partidario de "las leyes de la evolución". "Su obra es de una claridad que hoy nos deslumbra, imprescindible para comprender lo que ocurrió en la España que abandonó y en la Europa que le condujo hasta Londres como último refugio", recalca Luis Méndez Rodríguez, de la Universidad de Sevilla.

Cuenta la leyenda que, durante los bombardeos de Londres, Chaves Nogales no bajaba siquiera al refugio y se quedaba escribiendo como si tal cosa en su apartamento del número 181 de Russell Court. Sus dominios londinenses se extendían por Fleet Street (donde llegó a dirigir la Atlantic Pacific Press Agency) y por la Broadcasting House de Portland Place, donde compartió honores con otros grandes nombres del exilio londinense como Salvador Madariaga, Arturo Barea, Luis Gabriel Portillo o Rafael Martínez Nadal.

En la lista de ilustres desterrados hay también un malagueño, Esteban Salazar Chapela, que merece un capítulo aparte en las rutas del exilio. Salazar Chapela aterriza en el consulado de Glasgow y pasa después por Cambridge como lector de español. En 1939 descubre en la biblioteca del Museo Británico una colección de publicaciones de inmigrantes españoles refugiados en Inglaterra a través de los tiempos, y de ahí nace la idea de 'Perico en Londres', la original glosa del exilio que será reeditada este año...

"¿Quién soy yo? Un español ¿Qué hago yo aquí, en esta isla felpuda, bajo este cielo generalmente perla? Algo parecido a esperar. ¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué no estoy en el Paseo de la Castellana, en la Rambla de las flores o en el parque de María Luisa? Porque si aparecieras por uno de esos parajes, te matarían".

En Londres, por cierto, se libró una peculiar batalla por la cultura, recreada también en el libro de 'Rutas'. En el número 58 de Princes Gate, en Kensignton, abrió el Instituto Español, con el que se aspiraba a ofrecer "una digna imagen internacional de la España republicana", influida muy directamente por la creación del British Council en 1934. En 1946, el Gobierno de Franco decide copiar la idea y crear el Instituto de España en Eaton Square. Durante años, las dos instituciones libraron un pulso político, geográfico y cultural sobre el mapa de Londres, saldado con batallas poéticas como la que libraron Luis Cernuda y Lepoldo Panero en la famosa casa en Queensway de Rafael Martínez Nadal, parada obligada en el mapa indeleble del destierro.

ElMundo


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