La gira internacional de Juan Guaidó está llegando a su fin. El presidente interino de Venezuela anunció durante su visita a Ecuador su regreso “a casa” con la prioridad de convocar más movilizaciones pare este lunes y martes. Esta vez, enfocadas a los empleados públicos. Guaidó coincidió con el mandatario ecuatoriano, Lenín Moreno, en reconocer las similitudes que atraviesan ambos países en un contexto de transición ideológica desde el socialismo del siglo XXI.

Tras su gira por varios países de la región, con paradas en Brasil, Colombia, Paraguay y Argentina, el presidente encargado de Venezuela planea nuevas movilizaciones para el inicio de semana para convencer a los burócratas que se aferran al liderazgo de Nicolás Maduro. “No pueden seguir cooperando con un régimen torturador y, por eso, les vamos a hacer un llamado”, apuntó Guaidó, tras repasar los intentos de la oposición en los últimos años de fraguar un cambio político en el país. Enumeró las movilizaciones iniciales, las huelgas de hambre y la tentativa electoral de 2015, cuando Maduro perdió el control de la Asamblea Nacional, además de la protesta pacífica.

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“El que no permite que avance la transición es quien está usurpando las funciones de Miraflores -el palacio presidencial venezolano-, quien secuestra los símbolos, la banda presidencial, para ejercer el poder”, criticó Guaidó, en referencia al sucesor de Hugo Chávez, en una conferencia de prensa sin preguntas. Su principal intención es formar un Gobierno de transición para convocar elecciones libres y que, como garantía, ofrece amnistía a militares y funcionarios para unirse a la ola de cambio.

Coincidencia ideológica
“Estamos en el camino de salir de ese abismo en el que nos había colocado, ese mal llamado socialismo del siglo XXI”, resumió Lenín Moreno en la primera aparición pública con Guaidó. El joven político que desafía al régimen de Maduro llegó este sábado, en plena celebración de carnaval, a la abarrotada ciudad costera de Salinas. El Ejecutivo de Lenín Moreno le recibió con calidez y propició que se diera un baño de masas por el malecón de una de las localidades más turísticas del país.

En sintonía con Moreno, Guaidó celebró que Ecuador lleve un paso por delante en su proceso de cambio político. “Me alegra que resistieran ese embate”, declaró ante rostros conocidos del panorama político y civil ecuatoriano. “La democracia siempre está en juego ante las tentaciones del populismo y ante las tentaciones del poder”, alertó. Hasta que Lenín Moreno llegó a la presidencia, Rafael Correa mantuvo durante una década un gobierno de corte progresista que formaba parte de los aliados más leales de la Venezuela de Hugo Chávez y, posteriormente, de Nicolás Maduro.

Ecuador, uno de los nichos del populismo de izquierdas que reinó en Latinoamérica en la última época, lleva dos años transformando su línea ideológica de Gobierno con pequeños pasos y grandes gestos. La compleja situación económica del país -excesivamente endeudado- y los escándalos de corrupción abonaron para que Moreno apostase por desmarcarse de su predecesor desde que asumió el poder. Desde entonces, Rafael Correa ha pasado al banco de la oposición pese a haber sido él mismo el que abanderara la candidatura presidencial de Lenín Moreno en mayo de 2017.

Elpais

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