Alrededor de la mitad del armamento de la fragata fue retirado, llevado a tierra y destruido en un local apropiado, informaron las Fuerzas Armadas de Noruega. Las otras armas, sin embargo, fueron detonadas en el sitio del naufragio después de que una evaluación de riesgo indicara que eran demasiado volátiles para moverse y podrían poner en peligro la vida de los zapadores.
Algunas municiones todavía permanecen a bordo del buque de guerra. Las FFAA noruegas todavía no han informado si serán detonadas o rescatadas.
El KNW Helge Ingstad era uno de los barcos más modernos y costosos de la Armada de Noruega. La embarcación, cuyo valor superaba los 500 millones de dólares, se hundió el pasado 8 de noviembre tras chocar con un petrolero en la costa oeste del país escandinavo, cuando regresaba a la base tras participar en las maniobras Trident Juncture de la OTAN. El incidente provocó ocho heridos leves.
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